Incluso el conocido, respetado y veterano medio The Comic Journal se hizo eco a finales de enero de 2024 de la triste noticia de la muerte de Martí Riera Ferrer, peculiar autor de cómics nacido en Barcelona que claudicó víctima de un cáncer que se lo llevó con la misma discreción con la que éste vivió su vida y carrera en el mundo de las viñetas. La mayoría de quienes siguieron la irregular trayectoria de Martí coinciden en que su crudo estilo en blanco y negro se hizo único a partir de la influencia del trazo de Chester Gould, el creador de Dick Tracy. Lo cierto es que Martí, uno de los autores que fundaron la mítica publicación El Víbora (1979-2005), triunfó allí donde poco autores nacionales lo han hecho: en el particular universo del comic underground norteamericano de los 80 y 90. Y es que su obra Taxista, serializada originalmente en las páginas de El Víbora y recuperada también por Ediciones La Cúpula a finales de 2023, llegó a figurar en las cotizadas páginas de la publicación norteamericana Raw, el evangelio estadounidense del cómic alternativo y de vanguardia, publicado como The Cabbie en inglés.
En la misma época en que Martí firmaba las páginas de Taxista, creó otra serie tan contundente en su declaración de principios como ésta. Hablamos de Dr. Vértigo, una obra de importancia indudable en la trayectoria de este artista que no nos dejó un legado excesivamente extenso pero que sin duda sí fue intenso en sus páginas editadas. Dr. Vértigo fue galardonado como Mejor Álbum en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona de 1990, una época ciertamente convulsa para las viñetas en España ya que, con la ingente cantidad de talento que desbordábamos en infinidad de frentes, empezaron a desaparecer las publicaciones que, en muchos casos daban cabida a muchos de ellos, ralentizando las carreras y, a veces las ganas, de muchos autores. Como recuerda el propio The Comic Journal, «en 1993, tras haber dibujado cuatro series (Contra los NADA, Taxista 1 y 2, y Dr. Vértigo) y unos 50 relatos desde 1979, Martí se tomó un descanso del cómic. Siempre reservado y rara vez entrevistado, no dio razones para su retirada, pero no era el único: el mercado español del cómic estaba en caída libre y escaseaban los medios de publicación. Incluso el formidable El Víbora solo sobrevivió a los 90 inclinándose por la pornografía pura y dura».
Fiel a una forma de contar historias donde, como autor, nunca dirigirá la mirada a otro lado que no sea la crudeza en estado puro, Dr. Vértigo nos adentra en la vida de Alicia, una joven de apenas 32 años hundida en aparentar casi el doble de edad. «Felizmente» casada sin hijos, su apacible y aparentemente anhelada vida como ama de casa nos muestra enseguida uno de los temas recurrentes en la obra de Martí: denunciar los ideales de ese pútrido patriarcado que aún en los 80 presentaba idílicas imágenes donde el hombre salía a ganar el pan de la familia mientras la mujer cuidaba y mantenía el hogar familiar. Más allá de la ironía, Martí rezuma una ácida crítica en cada página, a cada momento, rutina y estereotipo del ama de casa ideal. El exceso de tiempo libre aunque nunca tiempo para si misma en realidad, conduce a Alicia a una situación en la que los celos antes la posible infidelidad de su marido, siempre «fuera por trabajo»; la buscada ausencia de hijos pero, sobre todo, la inexistencia casi total de vida propia fuera de las paredes de su casa, la llevan a un estado en el que, acabar hablando con la lavadora es otra más de sus rutinas en su querido hogar…
Un poco anticipándose a su época con algo tan común en nuestros días, el personaje de Alicia decide buscar ayuda y lo hace en las presuntas manos de la ciencia a través de un charlatán con apariencia de terapeuta como es el Profesor Trauman, quien conduce a Alicia, a la historia y al lector a una espiral de circunstancias en las que, inicialmente cuesta creer que no se trate de otra pesadilla del personaje protagonista… Hay que leer para creerlas las brutales páginas que Martí iluminó con su portentoso dibujo en blanco y negro, de trazo medido, justo, creíble en la caída que conduce a esta Alicia a un agujero no de maravillas sino de la sordidez que, a día de hoy, nuestra realidad supera con total facilidad. Es aquí donde Martí, como en algunas de sus viscerales relatos cortos, no detiene su paso firme para contarnos con detalle hasta dónde pueden llegar los excesos y abusos de poder sobre quienes, buscando ayuda, caen en manos de quienes nunca pretendieron ayudar, más bien al contrario.
Por suerte para el personaje y para quienes seguimos a su lado, mudos ante el horror, Martí nos deja un resquicio de esperanza presentándonos a quien da título y sentido a este libro: al mismísimo Dr. Vértigo, un prodigio real de la psiquiatría capaz de superar los límites físicos a la búsqueda de curar a sus pacientes. ¿El modo? Mejor te decides por la lectura de un cómic cuya lectura reafirma lo imprescindible de este título a la hora de reivindicar el legado de Martí. Porque, incluso creyendo que a mitad de este libro magníficamente editado por Ediciones La Cúpula en tapa dura y un papel que realza el don del autor con el profundo y vivaz blanco y negro de sus viñetas, ya has visto todo de lo que es capaz, apenas estábamos en el aperitivo a un viaje lisérgico donde, imaginar los confines de una mente, coloca a Martí a la altura de las más expresivas páginas de autores como Charles Burns (quien por cierto ha declarado públicamente su admiración por la obra de Martí) o Daniel Clowes, por citar referencias visuales tan irrepetibles como lo es el propio Martí.
Dr. Vértigo es un recomendado descubrimiento para todo aquel que comprendió la importancia del buen hacer de Martí en las páginas recopiladas magistralmente en la Edición definitiva de Taxista editada también por Ediciones La Cúpula. Porque de entre todos nuestros artistas nombrados y reconocidos internacionalmente, Martí lo hizo desde la convicción en un estilo e historias fuera de los límites del éxito fácil. Si te decides por esta lectura diferente, SÓLO PARA ADULTOS, eso sí, comprenderás que dediquemos estas últimas líneas a animar a Ediciones La Cúpula a seguir editando las obras de Martí que completen y mantengan su presencia y su legado en nuestra memoria y en las pupilas de nuevas generaciones de lectores y artistas.
SOBRE EL AUTOR
MARTÍ
Martí Riera. Ciudadano libre de toda sospecha nacido en la Barcelona de 1955, detuvo su formación como arquitecto y diseñador para entregarse al medio de la historieta, que practicó mayormente en las páginas de El Víbora, mensual destinado a supervivientes de moral dudosa que vivió sus mejores tiempos durante la llamada transición española. Tocado por el arte y la luminotecnia de pontífices del claroscuro como Chester Gould o Will Eisner, desarrolló un estilo pétreo y extrañado que tuvo sus cimas en obras como Doctor Vértigo o Taxista, que llegó a lucir en las páginas de Raw, evangelio estadounidense del cómic alternativo y de vanguardia. Antes, en la vorágine del underground patrio, había merodeado publicaciones y fanzines como Star, Rock Comix o Picadura Selecta. Luego, sin salir del país, se dejaría ver en Makoki, La Cruda o Nosotros somos los muertos. Sus más febriles historias cortas, recogidas y publicadas por Ediciones La Cúpula, pueden consultarse en el libro así llamado Atajos.
