El héroe enmascarado de Logroño City: «Lo mejor de Pafman» de Cera. Edita Bruguera.

Aprendí a leer con los tebeos que editaba Bruguera cuando era pequeño. No es broma. Eran tiempos muy diferentes pero no voy a ser abuelo Cebolleta. Se trataba de algo tan simple como la oferta y los medios que existían para complacerla. Igual que había, si tenías televisor, sólo dos canales, lo que llegaba a nivel cultural a la España de mediados y finales de la década de los 70 estaba medido, vigilado y censurado. Y pese a todo, teníamos a Bruguera y sus cientos de personajes y revistas infantiles. El cómic que vengo a recomendaros hoy vino después, por supuesto, Pafman nació a finales de los 80. Pero creo que merece la pena, viendo como decenas de novedades mensuales consisten en reediciones o integrales de infinidad de clásicos del cómic europeo, reivindicar también el importante legado de los autores de aquí, tanto los que nos siguen representando como una indudable potencia de creatividad en la actualidad (todos sabemos la cantidad de autores españoles que trabajan en series de éxito premiadas a nivel internacional). Son muchas las editoriales pequeñas y otras no tanto que siguen recuperando joyas del baúl de los recuerdos recientes. Por eso, aunque disimuladas entre el colorido de nuevos títulos y recopilatorios de gran formato, la nueva Bruguera, desde la continuidad que le otorga el grupo Penguin Random House, sigue publicando tomos como éste, dentro de su colección «Lo mejor de…» que, por si no lo sabías, ha recuperado desde Lo mejor de Vázquez a lo mejor de los personajes míticos de Ibáñez como Mortadelo y Filemón, El botones Sacarino o Pepe Gotera y Otilio, pero también incunables nacidos y a veces olvidados en todas aquellas revistas infantiles con los que muchos crecimos: Sir Tim O’Theo, Deliranta Rococó, Rigoberto Picaporte, La familia Ulises, La familia Trapisonda e incluso Lo mejor de Gordito Relleno.

Sobre el libro de hoy, la verdad es que Pafman llegó en una época bien diferente. Y aunque el cómic en España todavía era considerado por la opinión pública como mundo para niños o para minorías frikis, en 1987 las revistas y publicaciones infantiles habían sido superadas hacía tiempo por la presencia y existencia de todo aquello que en la década de los 70 aún era difícil leer o conseguir aquí: superhéroes, revistas con autores europeos y norteamericanos que ya perfilaban el inicio de la novela gráfica para adultos… Como cualquier medio o manifestación cultural, el cómic siempre ha sido un magnífico termómetro de los tiempos que vivimos, sólo hay que fijarse en los personajes, los autores, las técnicas. Por eso cuando llegó Pafman y, antes de la invasión masiva del manga, las influencias de viñetas obedecían a muchos más estímulos. Pafman y su gato son una parodia obvia de Batman y Robin cuando esos serios personajes formaban parte ya de la cultura popular mayoritaria (el Batman cinematográfico de Tim Burton llegó en 1989).

Joaquín Cera llevaba tiempo publicando su serie Rebuznos en el Espacio en revistas de la Editorial Bruguera, cuando le pidieron que pensara un personaje nuevo. Aprovechando el auge de los superhéroes, pero sobre todo el tirón que tenía por entonces la parodia del Superlópez de Jan, Cera eligió a otro icono para convertirlo en superhéroe a la española. Fue en 1986. Y entonces Bruguera cerró. Un efímero milagro reflotó Bruguera a través de Ediciones B y recuperó, casi un año después, cabeceras de revistas semanales como Mortadelo o Super Mortadelo. Por suerte para Cera, su proyecto fue retomado y Pafman comenzó a llenar páginas desde el número 5 de la revista semanal Mortadelo, cuando el autor apenas contaba con diecinueve años. Ya no siendo tan crío ni tan inocente, recuerdo haber descubierto al personaje en aquellos años. Y, por mucho que se notase todavía cierta falta de soltura en el dibujo de su autor, que es cierto que, como tantos otros trataba de seguir la línea de dibujo de Ibáñez, Cera convirtió a su personaje y a todos los secundarios que fue capaz de inventar, desde el Enmascarado Negro al Capitán Europa, en una serie que, aunque sólo fuese por sus referencias y su humor, aportó bastante a una época en que las publicaciones periódicas de historietas de cómic iniciaron su declive.

Esta edición, a la que introduce un emotivo prólogo del guionista, dibujante y fan declarado de Pafman Manuel Bartual, recoge las mejores historietas del personaje en orden cronológico, con correcciones de color y texto por parte del propio autor. Separado en dos partes: Los inicios. Desde 1987 hasta los noventa y Años Noventa, Pafman es una experiencia apta para todas las edades que aún hoy, en estos tiempos, se puede disfrutar y entender gracias a esas referencias de clásicos que incluso las nuevas generaciones reconocen, como los Aliens de Ridley Scott y James Cameron en versión monstruo empachado, Julk o capítulos de títulos y gracia fácil como Jarque Purásico. Por supuesto, si Cera y Pafman hubiesen nacido a mediados de los 70 del siglo pasado, quién sabe si éste no sería más popular hoy en día que Superlópez. Pero la verdad es que, si has leído tebeos toda tu vida, releer o descubrir Pafman y su evolución en este interesante tomo de excelente edición, te hará olvidarte del mundo igual que lo hacían las páginas que pasabas y leías cuando, posiblemente más joven, tenías la sensación de que el tiempo pasaba despacio y apurabas cada chiste y cada viñeta de cada publicación hasta que, entonces, aparecía una nueva revista apenas la semana siguiente. De modo que, por un momento, cambia la oscuridad de las calles de Gotham por las de Logroño City y déjate llevar por las desternillantes andanzas de este héroe.

SOBRE EL AUTOR

CERA

Joaquín Cera decidió que quería ser dibujante a los catorce años por la dichosa manía que tenían los profesores en suspenderle. Recién cumplidos los dieciocho, comienza a publicar en Bruguera. En 1987 crea a Pafman, el superhéroe más lelo de todos los tiempos para Ediciones B. Colaborador habitual de revistas como TBO, Súper Mortadelo y Súper Zipi y Zape, cuando en 1996, cerraron las revistas de Ediciones B, pasó a trabajar fundamentalmente como guionista para la televisión en programas como Con mucha marcha y series de animación de Neptuno Films como La vaca Connie o Bandolero, aunque continuó colaborando con Ediciones B en algunos proyectos como la renovación de Zipi y Zape o Los Xunguis, aparte de seguir realizando nuevos álbumes de Pafman.

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