Cuando empezaron a meterse conmigo en el colegio, el atletismo me ayudó. Me sigue ayudando. A controlar mis emociones. A afrontar mi día a día.
En la tristeza, el estrés o la felicidad, correr me da la paz. Y desde que conocí la montaña, casi tres años atrás, siento que he encontrado mi sitio, mi gente, mi hogar.
Correr es esa parte que vive en mí y no puede dejar de hacerlo. Mi refugio. El sitio de mi recreo.
📸@samshutter_