Cumpliendo cada una de las brillantes promesas que nos anunció Catalina Mejia, Directora Literaria de Salamandra Graphic, celebrando el Décimo Aniversario de Salamandra Graphic, esta editorial de ideas tan claras y diferentes regala al lector una de las adaptaciones literarias prometidas y anticipadas en la entrevista que mantuvo con la prensa hace ahora un mes. Malaherba es la adaptación por parte de un veterano autor de cómics e ilustrador como es Bartolomé Seguí de la novela de Manuel Jabois, periodista convertido en escritor que logró con ésta que fue su primera novela con Alfaguara, un notable éxito con la crítica literaria.
Malaherba es la nada fácil historia de Tambu, un niño que está a punto de dejar de serlo, forzado por los acontecimientos que se desencadenan delante de él, sin que todo lo que intente por entenderlos o cambiarlos sirvan de nada. Junto a su mejor amigo Elvis, la hermana de éste, Claudia y su hermana Rebe, atraviesa como puede sus últimos días de inocencia, descubriendo los límites apenas visibles en los que se mueven el amor, el odio o la propia muerte. Como piensa el personaje protagonista en voz alta: «Si me preguntan, diré que me pasaron cosas que no sabía explicar y que tuve sentimientos a los que no sabía poner nombre, e hice algo que simplemente no sabía si era bueno o malo, y cuando lo supe ya era muy tarde».
Malaherba empieza con una intensidad sostenida a lo largo de todas las páginas de la novela y ahora a lo largo de la excelente aportación gráfica de Bartolomé Seguí, quien ha logrado llevar a esta novela gráfica la sencillez y profundidad que provocan que las historias de realidades sean las que posiblemente más conmueven. Aprovechando la concisa, clara y precisa prosa original de Manuel Jabois, Seguí recupera y utiliza bastantes fragmentos textuales de la novela como introducción a los capítulos que conforman el libro. Cuando los leemos, o releemos, entendemos que no es para menos. Malaherba es un relato enteramente construido a partir de sus personajes, cambiantes y decisivos en cada capítulo. Y el primero lo inicia el padre de Tambu, de tal forma que ya no seremos capaces de abandonar la narración: «La primera vez que papá murió todos pensamos que estaba fingiendo. No sé qué sentido le encontraba a hacernos bromas pesadas todo el rato. Quizá hoy me mataría de risa esa primera vez que me despertó a gritos entrando en la habitación en mitad de la noche. Me puse a llorar y me estuve haciendo pis en la cama durante las semanas siguientes».
El dibujo de Bartolomé Seguí resulta tan hipnótico como precisas las palabras de Jabois. No sólo veterano y efectivo, sino dibujante reconocido con premios como el de Mejor obra en el Salón de Cómic de Barcelona o el Premio Nacional del Cómic concedido por el Ministerio de Cultura, Seguí dibuja a la perfección el contexto urbano en el que se desarrolla toda Malaherba, con detalles que retratan a la perfección lo que fue y supuso el final de la década de los 80 del siglo pasado y su continuación en unos 90 donde la nostalgia disfrazada de los buenos tiempos oculta a veces el lado más sórdido de las cosas. Malaherba está ambientada en Pontevedra y no en el mejor de sus barrios. Aunque en aquellos años cualquier ciudad creciente vivió los mismos problemas, maravillas y miserias de los que nos habla Jabois y que ilumina a la perfección Seguí: desde el mobiliario de los pisos, a los juegos con los que convivían aquellas generaciones que nunca conocieron los móviles y que vivieron y aprendieron sus vidas en la calle, con más o menos suerte. Ya lo cuenta el autor en su continua introducción de personajes a cual más curioso pero a la vez totalmente creíbles: «En aquellos años había muchísimos drogadictos en Campolongo, y podías encontrártelos cruzando el puente de A Barca, que llevaba a un poblado de chabolas donde se vendían las drogas. EL SEÑOR DE LOS GANCHOS era un tipo sin nariz. Tenía ganchos en lugar de manos y cuatro pelos quemados en la cabeza (…) CANICA era un repetidor de muchísimos cursos, y ya no iba ni por el colegio. ¿Para qué?».
Malaherba es un relato gráfico completamente dinámico, que se lee deprisa la primera vez y fácilmente cada vez que, volviendo a la primera página, el relato te atrapa de nuevo. En él, Bartolomé Seguí concentra con un dibujo realista y amable a la vez la acción y todos los detalles que nos conducen al sorprendente desenlace final sin olvidar ni omitir ningún detalle. De hecho, Seguí dedica páginas completas a los personajes a los que Jabois describe con nombre y apellidos, aficiones, defectos y vicios. Y todos intervienen en algún momento en la deriva de Tambu, a quien la ausencia de su padre, cuando éste sufre algo que desde luego no es broma, hace que su hermana y él lleguen prácticamente a vivir en casa de sus vecinos, donde vive también su mejor amigo Elvis. Seguí ha elegido una paleta de colores tenues, casi opacos, como los colores plomizos de las ciudades grises en las que sobrevivir depende tanto de la voluntad propia como de la suerte. Y llama poderosamente la atención como la “inocencia” de su trazo, recreando personajes al estilo casi europeo, deriva en situaciones tan crudas y duras.
Malaherba funciona de principio a fin, porque tanto el escritor de la novela original como el dibujante de esta magnífica adaptación hablan y actúan de un modo real, sin tapujos ni aspavientos ante los encuentros cotidianos de críos camino de convertirse en adolescentes perdidos: el sexo, al amor, la masturbación, los abusos en el instituto, la realidad de las familias en sus casas, la falta de salidas o la violencia como única opción son temas que están todos aquí, en el momento oportuno, mezclando realidad con humor y tragedia como en la vida misma, sirviendo a una historia que te acompaña mucho después de haber asistido a la última página. En ese sentido la perfección última de Malaherba es lo buenísima que es esta versión en novela gráfica y, a la vez, las ganas que provocan de leer, o releer, la novela original de Manuel Jabois. Un relato urbano contemporáneo que no te dejará indiferente.
SOBRE LOS AUTORES
MANUEL JABOIS
Nació en Sanxenxo (Pontevedra) en 1978 y empezó su carrera como periodista en Diario de Pontevedra. Tras pasar por El Mundo, desde 2015 escribe en El País. También tiene un espacio diario en el programa Hora 25 de la Cadena SER. Como escritor, ha publicado la novela A estación violenta (2008), las recopilaciones de artículos Irse a Madrid (2011) y Hay más cuernos en un buenas noches (2022); Grupo Salvaje (2012) -unas breves memorias sentimentales sobre el Real Madrid-, Manu (2013) y un largo trabajo sobre el 11-M titulado Nos vemos en esta vida o en la otra (2016). En 2019 publicó con gran éxito de crítica su primera novela en Alfaguara, Malaherba. La segunda, Miss Marte (2021), terminó de consagrarlo como uno de los escritores en español más populares de su generación. Mirafiori es su tercera novela.
BARTOLOMÉ SEGUÍ
(Palma, 1962) es autor de cómics e ilustrador. Se inició en el mundo de las viñetas en los años ochenta con colaboraciones en revistas tan diversas como El Víbora, Cairo, El Jueves, Madriz, Medios Revueltos, Nosotros Somos Los Muertos o El pequeño País. Ha publicado más de quince álbumes monográficos y ha ilustrado numerosos libros infantiles, además de coeditar junto a Sònia Delgado la revista infantil en catalán Esquitx. El reconocimiento definitivo le llegó a Bartolomé Seguí con la publicación de Las serpientes ciegas (2009), una obra con guion de Felipe H. Cava que obtuvo numerosos premios, entre los que destacan el Premio a la mejor obra en el Salón de Cómic de Barcelona, y el Premio Nacional del Cómic concedido por el Ministerio de Cultura de España. En 2014 se publican sus siguientes trabajos, Las oscuras manos del olvido , también con Felipe H. Cava, e Historias del barrio, con guion de Gabi Beltrán, ambas nominadas a Mejor obra Nacional en el Salón de Cómic de Barcelona. Le siguen en 2017 las adaptaciones al cómic de las novelas del famoso detective Carvalho creado por Manuel Vázquez Montalbán, con Hernán Migoya esta vez a cargo del guion. Bartolomé Seguí regresó en 2023 con una obra en solitario, Boomers (Salamandra Graphic) en la que recupera a los emblemáticos personajes de Lola y Ernesto (1990), lo que significa un emotivo regreso al imaginario del inicio de su trayectoria. En 2024, el autor está a cargo de adaptar la obra más emblemática de una de las voces centrales de la narrativa contemporánea española: Malaherba, de Manuel Jabois.
