H.P. Lovecraft es al mundo de las reediciones y reinterpretaciones lo que el género zombi al terror: siempre vuelve, siempre está ahí. Por otro lado y, teniendo en cuenta su triste final a este lado de la realidad, reconforta cuando se es seguidor de su obra, comprobar la perdurabilidad de su legado y la continuidad de sus mitos e historias a lo largo de generaciones diferentes. De entre la infinidad de material que sigue llegando (bestiarios, obra revisada, cartas recuperadas…), no es la primera vez que nos detenemos en el salto cualitativo que supuso la adaptación de relatos de Lovecraft a cargo de un autor de manga japonés como Gou Tanabe. Tampoco es la primera vez que recordamos algo tan tangible como el dominio actual del mundo de las viñetas por parte del manga, único estilo además que de algún modo toca a las nuevas generaciones de lectores y lectoras. De ahí que la conclusión a ambos factores sea tan obvia como, espero, positiva: el manga es hoy en día un verdadero fenómeno de masas y ventas en toda Europa y Estados Unidos, de modo que la obra de Lovecraft tiene una oportunidad única de seguir influyendo en las generaciones venideras, qué mejor forma que a través de un autor no sólo experto y eficaz como Gou Tanabe, sino tantas veces premiado en tantos lugares diferentes.
El relato En la noche de los tiempos fue escrito entre finales de 1934 y principios de 1935. Publicado en la revista Astounding Stories en junio de 1936, este título es clave en la obra de Lovecraft por muchos motivos, uno de ellos, puede que clave para entenderlo, se el hecho de que Lovecraft falleció apenas un año después de su publicación. A muchos estudiosos del norteamericano les gusta catalogar y dividir su obra diferenciando sobre todo sus orígenes góticos, su madurez onírica y sus últimos años, construyendo el sólido esqueleto inmortal de sus eternos Mitos de Cthulhu. Perteneciente sin duda a su etapa centrada en el llamado horror cósmico, En la noche de los tiempos entraña innumerables lecturas en las que esta espléndida versión gráfica nos vuelve a hacer pensar.
«Tras veintidós años de pesadillas y temores, reconfortado únicamente por la desesperada convicción del origen mítico de algunas de las impresiones que cobraron forma en mi mente, acepto con reticencia la veracidad de lo que creo haber visto la noche del 17 al 18 de julio de 1935 en Australia Occidental». Con este contundente preludio, acompañado de imágenes del todo perturbadoras, nos recibe este libro que, de inmediato, nos lanza en su prólogo a las tórridas arenas de un desierto australiano que parece albergar en unas extrañas ruinas las respuestas a los últimos veintisiete años de tortuosa existencia del profesor Nathaniel Wingate Peaslee.
Y así apenas una página después, estamos en 1908 y asistimos al recuerdo de lo que fue la vida de Nathaniel Wingate Peaslee, catedrático y profesor de economía en la Universidad de Miskatonic, afortunado y feliz padre de familia casado y con tres hijos. Hasta que un día, en mitad de una de sus clases, el mundo se le vino encima y perdió la conciencia hasta caer en insondables visiones de vastos espacios fuera de este planeta y posiblemente de este mundo hacia la negrura total. Al despertar, reconociendo apenas su casa, tan abandonada como lo parece su cuerpo, se sorprende de la persona que le devuelve el reflejo en el espejo, aparentemente mucho más viejo de lo que se creía cuando se desvaneció en lo que para él parecieron minutos. Pero las malas noticias siguen y alguien en quien cree reconocer a su hijo menor, mucho más mayor que antes de su desmayo, le confiesa que, en realidad, han pasado cinco años y medio desde su desvanecimiento. Sin embargo lo más inquietante y que nos deja al profesor boquiabierto y al lector boquiabiertos es saber que, después del desmayo, el profesor despertó en realidad al día siguiente…
Asomándose al borde de la locura, Nathaniel Wingate descubrirá poco a poco que durante todos esos años, quienquiera que se encargase de mantener su cuerpo activo, se dedicó a una actividad tan febril y constante que el mundo a su alrededor perdió sus límites. Dejó completamente de lado el mundo de la economía, su cátedra y, cada vez de modo mas obsesivo, se dedicó a estudiar todo tratado, manuscrito y libro dedicado a las ciencias más olvidadas y perdidas. En ese tiempo su mujer se divorció de él sin que le importase o se diese apenas cuenta. La sensación de impotencia creciente se convirtió proporcionalmente en la sospecha y explicación única de que otra conciencia ocupó su cuerpo durante todos esos años hasta su despertar real a quien una vez fue.
Como hombre racional, aunque acosado por un creciente mundo onírico de pesadillas donde los detalles se hacían más claros a cada noche, apoyando su teoría de que a él lo habían enviado a otro lugar mientras ocupaban su cuerpo, Wingate se muestra a favor de ser conejillo de indias para psicólogos que, a su vez, le ayudan a encontrar las historias de casos similares al suyos. Al mismo tiempo comienza a seguir las pistas de su «otro yo» en todo aquello que estudió e investigó, llegando casi a desentrañar la verdad al encontrar y soñar la estructura de una máquina imposible. En una trama creciente que cada vez nos deja ver más clara la verdad, Wingate acaba vencido a la evidencia de la existencia de La Gran Raza de Yith, unos indescriptibles seres a los que Gou Tanabe dibuja como nunca antes ningún ilustrador había sido capaz de imaginar a estas criaturas. La Gran Raza habitó la Tierra millones de años antes de que la primera célula diese forma al inicio del mundo que conocemos. Su inteligencia por encima de todas las cosas les había permitido viajar en el tiempo y nutrirse de la sabiduría de toda era y seres conocidos habitantes de la Tierra o cualquier otro planeta. Constructores de enormes ciudades imposibles, su mayor afán siempre fue preservar todo aquel saber de cada ser elegido. Y aún más allá de sus inmensas bibliotecas de palabras escritas protegidas en libros encuadernados en metal, tenían incluso tiempo de afrontar la amenaza de seres aún más antiguos que ellos, pobladores y dueños primigenios de este planeta. Gracias a su pericia lograron enterrarlos y mantenerlos ocultos bajo tierra durante miles de años.
Entonces y, justo cuando Wingate, apaciguado y sumiso, había aceptado convertir su caso en un artículo publicado en una revista científica, éste llegó, al otro lado del mundo, a manos de un ingeniero de minas que, realizando prospecciones geológicas en el desierto de Australia, encontró evidencias físicas de lo que Wingate creía sólo fruto de sus pesadillas… de modo que el viaje y retorno al inicio del libro será inevitable.
Imposible escapar de este modo en ninguno de los capítulos de En la noche de los tiempos del gran trabajo del artista japonés en la que además y por sí sola, es una de las mejores y más angustiosas narraciones de Lovecraft. Las visiones que compartimos con el trágico personaje protagonista de la historia te hacen querer saberlo todo sobre la Gran Raza y, desde luego, asistir al que es uno de los finales más apoteósicos imaginables. Y ahora, recordemos que esta obra fue publicada en 1936. Como sus criaturas, parece que llegó a adivinar el futuro de parte de la literatura de ciencia ficción, porque aquí, antes que muchos admiradores y luego nombres propios del género, Lovecraft ya habló de viajes en el tiempo, de ladrones de cuerpos, de civilizaciones cuyo pasado seguía enterrado en nuestro propio presente. En cualquier caso, seas aficionado al manga, a Lovecraft, a Tanabe, a la ciencia ficción, a las buenas historias redondas… En la noche de los tiempos incluye casi cualquier tema y forma de expresión de la fantasía en su estado más puro: el de las ideas originales. Lectura imprescindible. Porque además, como podrás comprobar por los atisbos y viñetas aquí compartidos, la labor gráfica del autor nipón, que tantas monstruosidades de Lovecraft ha sido capaz de retratar, se supera en imaginación y acabado hasta el punto de hacer del todo creíbles a los escribas Yith y sus edificios de perspectivas gigantescas.
SOBRE EL AUTOR
GOU TANABE
Gou Tanabe es un autor de manga japonés nacido en la región de Kantō, Tokio, especialmente conocido por sus adaptaciones de las obras del escritor estadounidense H. P. Lovecraft. Sus trabajos han sido traducidos a diversos idiomas incluyendo el español. En 2001, ganó el Premio Shiki de la revista Afternoon por Sunakichi , y en 2002, ganó una mención de honor en el 4º Gran Premio Entame de Enterbrain por Veintiséis hombres y una niña, basada en la novela de Maxim Gorki. En 2007, dibujó el drama romántico Kasane para la revista Comic Beam, publicado el mismo año por Enterbrain, así como El Forastero, adaptación libre del cuento de Lovecraft. En 2012, dibujó una adaptación de Mr. Nobody en Monthly Comic Ryū que también fue publicada posteriormente en tres volúmenes encuadernados por la editorial Tokuma Shoten. En 2015, dibujó El Color que Cayó del Cielo de Lovecraft en Comic Beam, que fue publicado por Enterbrain. En 2016, Enterbrain publicó más adaptaciones de Lovecraft: El Morador de las Tinieblas y En las Montañas de la Locura y en 2018, fue nominado para el 22º Premio Cultural Tezuka Osamu por esta última obra, y nominado para el Premio Eisner a la mejor obra cómic adaptada por sus obras basadas en las novelas de Lovecraft. En 2019, En las Montañas de la Locura fue nominado para la selección oficial del 46.º Festival Internacional de BD de Angoulême, para el premio ACBD (el Premio Asia de la crítica ACBD). Recibió los Premios Daruma de ilustración y de encuadernación de lujo en la modalidad manga en los premios Expo Japón14. En 2018, dibujó La Sombra Fuera del Tiempo, seguido de La Llamada de Cthulhu en 2019, ambos de Lovecraft. En 2020, ganó el premio a la mejor serie del Festival Internacional de BD de Angoulême por Sombras que Transcienden el Tiempo: Obras Maestras de Lovecraft. El 12 de marzo de 2021, completó La Sombra Sobre Innsmouth también de Lovecraft. También ha ilustrado algunas novelas del escritor japonés de ciencia ficción Sakyo Komatsu.