El pasado 8 de septiembre la redacción de Ruta Al Rock se desplazaba gustosa a la siempre lustrosa Sala Roskville de Madrid para presenciar uno de esos conciertos que te quita el estrés de encima y te hace desplazarte un océano más allá. La superbanda de rock y hard rock sureño Skinny Molly volvía a España con sus poderosos riff de los pantanos y un puñado de versiones de Lynyrd Skynyrd y Blackfoot.
El respetable, más orientado al heavy metal y a los sonidos más pesados que al country y el rock sureño, disfrutaba de los temas contundentes de Blackfoot y de los himnos sempiternos de los Lynyrd. Los más de americana, como un servidor, disfrutamos más si cabe con tiempos menos acelerados y cortes más country-rock o rock sureño o con esa versión de Steve Earle que nos puso los bellos de punta.
Se agradece la apuesta de estos veteranos curtidos en grandes bandas (y batallas) por sus temas propios, que no desmerecen. Varios álbumes traen a sus espaldas y es de ley que defiendan esas canciones, buenas y bien cocinadas, por mucho que sus conciertos tengan un retrogusto a banda tributo y la gente, en su mayoría, se quede con ese Sweet Home Alabama descafeinado y con un interminable Free Bird final con el que la vuelta a casa se siente como sobre una Harley aunque realmente subas al metro.
En cualquier caso, siempre es un placer disfrutar de el sabor a whisky que sólo estentipo de formaciones tienen de serie.
Thank you Skninny Molly! ¡Por muchas más noches de swamp! Por más atardeceres sureños en Madrid.
