Lo más duro de la ausencia de quienes permanecen más allá de su muerte, es la mezcla de impotencia y melancolía al pensar que no podremos ver nuevas obras, nuevas maravillas salidas de su mente. Por supuesto hablo de Moebius. Y si ya os recomendamos el primer integral recuperado y editado por Norma Editorial del personaje de Altor, no podemos dejar pasar la oportunidad de hacerlo con el segundo, editado recientemente y que completa de nuevo en una excelente edición en tapa dura otro curioso episodio en la muy extensa carrera del artista francés.
Tras la épica búsqueda del Cristal Mayor, el personaje de Altor deja su planeta para entrar directamente, probada su valía y honestidad, al servicio de la Confederación Galáctica. Sus misiones, en este caso, aún más peligrosas que en el primer tomo, nos muestran la evidente madurez del personaje y de sus autores. Esto resulta evidente desde que abrimos el libro. De un modo bastante original, se incluyen al principio algunos bosquejos del dibujante Marc Bati a la búsqueda de la mejor composición de algunas viñetas y personajes. Ya aquí vemos con claridad que el alumno aventajado y admirador del gran Moebius, disfruta plenamente de un estilo propio por mucho que queden claros igualmente sus orígenes. A continuación llega un segundo aperitivo visual, como en el primer integral, con unas páginas e historia inéditas. Se trata de una segunda historia de Las Lecciones de Donfield, 6 páginas en blanco y negro, originalmente publicada en 1986 en una revista de cómic que tuvo una vida tan corta que nunca llegó más allá del número 0… Como curiosidad, en el sumario de este efímero intento de revista tanmbién figuraba Moebius con varias planchas de una historia titulada Destino 3 a Edena.
Y por fin nos adentramos en Los inmortales de Shinkara, el primero de los cuatro álbumes incluidos en este imprescindible integral. En este caso el joven héroe de Nueva-Tierra aprovecha los intercambios interplanetarios que se ofrecen a los mundos recientemente integrados en la Confederación Galáctica, como el suyo, para seguir un programa de estudios en el planeta Abalonia, con el fin de ponerse plenamente al servicio de la Confederación. Con una trama de alto contenido ecologista, como toda la saga de Altor, en realidad, Abalonia resulta ser un planeta-planta aparentemente enfermo al que sólo la casualidad de la presencia de Altor ofrece oportunidad de salvación. En éste, como en las otras historias incluidas en el libro, sorprende inmensamente el trazo de Marc Bati, su planificación de viñetas y el dibujo en general de personajes y mundos sólo imaginados. Esto es algo que, a lo largo de los siguientes álbumes irá creciendo logrando una calidad excepcional digna de incluirle entre los mejores ilustradores de ciencia ficción europeos. A su lado sorprende de igual modo la mente maestra de Moebius que, en su faceta de guionista y tras tantas experiencias con leyendas y veteranos como Jodorowski, nos hace viajar a universos capaces de sorprender incluso al que lleve una vida leyendo ciencia ficción. Con total sinceridad, lo mejor de este tomo es que el binomio creativo Moebius-Bati alcanza en estas historias un grado tal de compenetración que la verdadera pena es pensar que no hubo nuevas aventuras creativas tras estas historias.
La segunda historia del libro, Los Señores de la Fuerza, evidencia que Moebius cedió a lo largo de esta colaboración el protagonismo a Bati en previsión de momentos como cuando esta historia fue creada. De ahí que en Los Señores de la Fuerza, tanto el guión como el dibujo los firma exclusivamente Marc Bati, puesto que en ese momento Jean Giraud «Moebius» estaba especialmente ocupado en sus propias series. Bati le pidió permiso para realizar este álbum en solitario del personaje común y por supuesto, Moebius confió y aceptó en el evidente buen hacer de su pupilo. Bati retoma en este caso su reconocida afición por los límites con la temática medieval para aportarnos una más que interesante historia que añade nuevos pilares creativos a la Confederación Galáctica, explicando lo que puede o no suceder cuando un planeta decide abandonar dicha Confederación o, como en este caso, todo un sistema estelar independentista.
Las dos siguientes aventuras de Altor confirman un grandioso díptico final con Las Vías del tiempo y su continuación, Los aventureros del Agujero Blanco. Cuando pensaba disfrutar de un nuevo curso facilitado por la Confederación desde el planeta Abalonia, Altor se ve inmerso en una estrámbotica falla temporal que se abre en ese planeta, permitiendo la entrada de seres poco afines a viajes espaciales como trolls, gigantes y todo tipo de criaturas más propias de un cuento infantil de hadas. Llamado a filas in situ, Altor es convocado por la policía temporal para ayudarles a investigar el origen y causa de tan extraño y molesto fenómeno. Como es de esperar, todo se complica en el destino temporal al que Altor y sus compañeros viajan, quedando solo en un planeta a muchos años de distancia de su origen y sin posibilidad de retorno. Moebius y Bati nos trasladan en Las Vías del tiempo a una ciudad de cemento y metal que hará pensar al aficionado en lugares similares como los de El Incal. Bati vuelve a sorprender gratamente por su forma de darle un toque gráfico diferente a una epopeya espacio-temporal como ésta. Aunque lo mejor llega en Los aventureros del Agujero Blanco, un impresionante viaje al mismísimo fondo de las ideas infinitas de Moebius a la hora de inventar mundos propios incluso más allá de la magia de sus dibujos. El Agujero Blanco es un lugar sin tiempo descrito tan perfectamente por el guión de Moebius como dibujado por la mano certera de Bati. Una verdadera oda a la imaginación desbordada de ambos autores que no podía sino poner un broche de oro a una serie verdaderamente redonda y recomendada a toda la legión de seguidores de Moebius y Bati pero también a los muchos aficionados al cómic europeo de ciencia ficción donde este integral brilla tanto como el mencionado Incal, las aventuras de Valerian o los mundos de Aldebarán de Leo.
SOBRE LOS AUTORES
MOEBIUS
Jean Giraud, que a menudo firmó sus trabajos como Moebius, fue uno de los autores más importantes de la historia del cómic. Nació el 8 de mayo de 1938 en Nogent-sur-Marne, Val-de-Marne (Francia), y falleció el 10 de marzo de 2012 en París. Tanto en su país como en el resto del mundo, sus creaciones han marcado a generaciones enteras de lectores, y su registro es tan amplio que va desde el western hasta la ciencia-ficción, pasando por la ilustración, los diseños para películas y otras obras de carácter más personal e íntimo. Trabajó al lado de grandes autores como Alejandro Jodorowsky y Jean-Michel Charlier para crear sagas tan exitosas y memorables como El Incal y Blueberry. Siempre inquieto, una vez alcanzada una cumbre siguió avanzando, continuamente dispuesto a explorar nuevos territorios y a abrir camino a las generaciones venideras.
MARC BATI
Nacido en 1960, publicó sus primeras páginas en varios fanzines cuando aún estaba en la universidad. Debutó profesionalmente en la revista Djin en 1977 con las aventuras de Paradox le Chat. Después, pasó varios años haciendo arte promocional e historietas para algunas revistas eróticas. Su encuentro con Jean Giraud (Moebius) en 1982 supuso su regreso al campo del cómic. Junto con Moebius, produjo una historia corta en L’Expansion, seguida de La Nuit de l’Étoile en Métal Hurlant. Más tarde, Moebius escribió la trilogía Le Cristal Majeur, que se publicó en la editorial Dargaud, y que Bati dibujó mientras vivía en Tahití y Bora Bora. De vuelta a Francia en 1990, Bati comenzó la serie Altor, sobre un joven elfo que también era el protagonista de Cristal Majeur. Es asimismo autor del guion de Sylfeline con su amigo Bruno Bellamy, y de Jag, Chroniques Originelles.
