De vez en cuando aparece un actor o actriz que sorprende a todos por su versatilidad en cada uno de los proyectos en los que aparece. Que llega con fuerza a esto del mundo del cine y lo hace no solo para quedarse, sino para convertirse en toda una estrella de Hollywood. Son actores o actrices todo terreno, que están bien allí donde los pongan y hagan lo que hagan. Muy a lo Cate Blanchet o a lo Kate Winslet. Actrices que, siguiendo la estela de la más grande, Meryl Streep, aciertan en cada proyecto en el que aparecen, siempre dando lo mejor de sí mismos en favor del título en el que se encuentran. Es el caso, por ejemplo, en los últimos años de Saoirse Ronan o Jennifer Lawrence. Mujeres que cuando apenas tenían 25 años ya contaban con 4 nominaciones al Oscar cada una y por las que se pegan las diferentes productoras para que encabecen sus proyectos.

En estos dos o tres últimos años hemos asistido al nacimiento de otras dos de ellas. Dos intérpretes que nos han convencido en cada una de sus apariciones en pantalla. Que han bordado cada línea de texto que les han brindado y han sacado oro de cada secuencia que les han permitido protagonizar. Dos actrices que han llegado para quedarse: la británica Florence Pugh y la australiana Margot Robbie.

De la primera hablaremos otro día. Hoy nos ocupa la del país de las antípodas, la cual estrena esta semana dos proyectos totalmente opuestos, “Aves de Presa. La fantabulosa emancipación de Harley Queen” y “El escándalo”. Se llama Margot y desde su primera aparición importante en pantalla, como esa “Barbie” rubia, de curvas peligrosas, que conquistaba a Di Caprio en la fabulosa “El lobo de Wall Street”, ya nos pareció toda una princesa. No solo por guapa (que es guapísima) sino por su aura de realeza del celuloide. Ya se ha consagrado. Tras varios proyectos, ha demostrado que no es sólo un cuerpo y una cara bonita, sino una actriz soberbia de los pies a la cabeza. A mí, al menos, me ha encantado en cada una de las pelis en las que la he visto. Se ha consagrado. Se ha coronado. Se ha hecho reina. Y está aquí para gobernar, desde la calidad interpretativa que se le requiere al “star system” de primera línea. Ya es una de ellas.  Vamos pues, con nuestro nuevo miembro de la “realeza”, nuestra nueva monarca, nuestra Reina Margot y con sus dos últimos proyectos.

Texto: Felipe Jimenez

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