En un mundo que hace tiempo perdió la inocencia y que, dada la realidad más actual que nos rodea, no parece ir a hacerlo nunca, da vértigo el inexorable paso del tiempo. Hace ya casi un año escribíamos y os recomendábamos los dos primeros volúmenes de la serie de Melvin Monster, editada por vez primera en castellano gracias a la labor de Diábolo Ediciones y, casi un año después, nos encontramos despidiendo las aventuras de un personaje tan entrañable en un tercer y aún más vistoso tomo que supone el fin del material existente. Quizás por eso, al inocente humor negro de John Stanley relatando las desventuras de un monstruo bueno tratando de sobrevivir en una ciudad de monstruos de verdad, es inevitable añadirle cierto sabor agridulce cuando llegas a la última página de una obra que vio por primera vez la luz fuera de una imprenta en un muy lejano 1965. Por suerte, como es evidente con las obras inmortales, siempre podemos volver de nuevo a la primera página del primer tomo, porque si algo nos hace falta hoy en día es humor y recordatorios de las maravillas que genios como John Stanley fueron capaces de crear cuando, no muy lejos de las mismas creencias que aún presenciamos hoy en día, el cómic se consideraba un género menor ideal para el entretenimiento de los niños.
Lo cierto es que, como los mejores clásicos, Melvin Monster lo disfrutarán hoy en día también los adultos capaces de reconocer en todas estas páginas, recuperadas con sumo cuidado, el increíble e innovador trabajo de un artista criado profesionalmente hace más de un siglo. En este último tomito, saldremos de dudas sobre si Melvin consigue al fin inscribirse en la escuela de la vieja bruja; también le veremos ejercer de canguro de un niño aún más monstruo que él e incluso asistiremos a su aventura con el Supermonstruo. Le siempre excelente elección de materiales de Diábolo en tipo de papel y tapa dura, nos recuerda nuevamente la presencia del respetado y cuidadoso autor canadiense Seth, que diseñó la presente edición para un disfrute completo de una obra siempre ideal para regalar en cualquier momento del año.
Cerrándose el volumen con una galería de portadas y una biografía del autor, la esencia de Melvin Monster nos recuerda una vez más, como tantos otros creadores lo han hecho (en especial genios como Guillermo del Toro o Tim Burton) que los verdaderos monstruos son otros y que personajes como Melvin o cualquier otro habitante de su monstruosa ciudad pueden llegar a ser hasta ejemplos a seguir.
SOBRE EL AUTOR
John Stanley fue un autor de cómics norteamericano nacido en 1914 y que trabajó en el medio desde la década de 1940 hasta la década de 1960. Es famoso sobre todo por sus guiones para casi todos los cómics de Little Lulu (La pequeña Lulú en nuestro país) producidos por Dell y es considerado por muchos historiadores del cómic como el escritor más divertido e idiosincrásico que jamás haya trabajado en el mundo de la historieta. También escribió los guiones originales de los personajes con licencia Nancy y Sluggo, Tubby, Woody Woodpecker, Deputy Dawg, Clyde Crashcup, Choo-Choo Charlie, Raggedy Ann and Andy, Oswald the Rabbit, Andy Panda, Krazy Kat, Alvin and the Chipmunks, Little King y Nelly the Nurse. Al final de su carrera, Stanley lanzó una serie de cómics para adolescentes —Thirteen (Going on Eighteen), Around the Block with Dunc and Loo, y Kookie—, así como su divertida parodia en los años 60, Melvin Monster. A finales de los años sesenta, amargamente, abandonó los cómics para no volver jamás. Falleció en 1993.