Sin nostalgias baratas ni afán retro sin sentido, hay que reconocer que las décadas de los años 80 y los 90 del siglo pasado fueron años de creatividad y buenas ideas a raudales. Cine, literatura, música y, por supuesto el mundo de los cómics, vivieron momentos y autores en lo mejor de sus carreras. Entre otras cosas porque en esos lejanos tiempos la incorrección política era simplemente poder decirlo prácticamente todo sin que la débil sensibilidad de cristal de los habitantes de hoy en día se resquebrajase. Es imposible abarcarlos a todos aunque Alan Moore, Frank Miller o Neil Gaiman eran verdaderas estrellas que crearon titulos aún reverenciados por razón. Si empiezas a mirar las fechas originales de Watchmen, Dark Knight, Sandman y tantos otros las fechas coinciden. Pero fueron muchos más los autores, los títulos y también las publicaciones, aún existentes en aquellos años en toda Europa y Estados Unidos. Revistas como 2000 AD pusieron en el mapa muy especialmente a toda una legión de nuevos talentos con acento británico que acabaron conquistando el mundo. Allí fue donde Brian Bolland, poco interesado inicialmente por los mundos superheroicos de Marvel o DC, comenzó a dibujar, como tantos otros, historietas del Juez Dredd gracias a otro peso pesado de las viñetas: Dave Gibbons (sí, el de Watchmen).
Gracias a su dibujo depurado y efectivo, Bolland no tardó en desembarcar en Estados Unidos con un serie que obtuvo éxito como fue Camelot 3000 para DC. Después llegaría la obra por la que sigue siendo y será autor de culto para siempre: Batman: The Killing Joke, donde su versión del Joker marcó al personaje como ninguna otra aportación anterior o posterior. Su lista de galardones internacionales a partir de entonces, aparte de por esa obra, le ha premiado especialmente en un campo en el que destaca como dibujante de modo excepcional: como portadista. Su arte en obras como The Invisibles de Grant Morrison o Animal Man le valió muchos encargos notablemente visibles y conocidos. Aunque uno en especial, realizado por la editorial francesa Editons Déesse para un portafolio, en 1985, fue lo suficientemente especial como para Brian Bolland diese vida, a partir de una ilustración, a esta personalísima obra que es La actriz y el Obispo, recuperada para el mercado español por Diábolo Ediciones.
Animado por los creadores de la editorial británica Atomeka Press, creada en 1988 por Dave Elliot y Gary Leach, Brian Bolland participó en una tremenda antología de cómic de nombre A1 con el primer número de La Actriz y el obispo. Volviendo a lo que se cocinaba en aquellos creativos años, la historieta de Bollandd compartió páginas en aquel número 1 con nombres que seguro te suenan de algo: Barry Windsor-Smith, Alan Moore, Gary Leach, Eddie Campbell, John Bolton, Dave Gibbons…
Conociendo a los peculiares protagonistas de esta historia desde la vistosa portada, el propio Brian Bolland explica en una entrevista con John Freeman contenida en esta edición, quienes son realmente la Actriz y el Obispo: “Bien, esta extraña pareja vive en una casa adosada en Rayners Lane, en el municipio de Harrow, en los suburbios de Londres. Él es un antiguo sacerdote y ella era bailarina exótica y a veces trabajadora sexual. Han dejado atrás el pasado, pero siguen vistiendo como cuando trabajaban. Tienen un amigo que se llama simplemente el hombre vinilo. Pasan mucho tiempo viendo la tele y a veces salen en su (a veces) fiable Citröen dos caballos. Llevan una vida sencilla apartada de la mayoría de la gente. Les veo como una versión del cuento de Edward Lear El bubo y la gatita. El Obispo piensa mucho. Está cerca de comprender los grandes misterios de la vida, pero siempre falla en el último momento. La Actriz está igual de perdida. Es la más práctica de la pareja. Si algo se rompe, lo va a arreglar. El problema es que piensa que ella (y él) no van a conseguir nada de lo que se proponen, por lo que mirar la tele es la mejor opción”.
Partiendo de la última edición de esta obra, publicada en Gran Bretaña por SHIFT Publishing, en estas páginas, además de todas las historietas de los personajes en blanco y negro, se incluye también la única de ellas que posteriormente apareció en color, La Actriz y el Obispo van a la playa, así como las páginas abocetadas de otra, dos historias en prosa que no se llegaron a dibujar, varias ilustraciones y la citada entrevista realizada John Freeman, donde preguntado sobre de dónde vienen sus personajes, Bolland afirma, sarcástico: “bueno, no está muy claro de donde viene el Obispo. Es muy viejo, así que podría venir de cualquier sitio. Conoció a la Actriz gracias a un mensaje escrito en la pared de los servicios de la estación de tren de Crewe en Cheshire y acudió a su encuentro en un lugar desconocido”.
Lo cierto es que disfrutar del excepcional dibujo, sobre todo en blanco y negro, de Brian Bolland, es todo un lujo gracias a la impecable edición de Diábolo, en tomo con tapa dura en formato algo más grande que el habitual comic book norteamericano. La calidad de las planchas en esas profundas sombras y tintas de Bolland destacan tanto como la estrambótica visión de la vida en pareja de tan curiosos personajes, que no deja de ser toda una lección de buen humor británico y absurdo donde en realidad se esconden a plena vista infinidad de ácidas críticas contra las convenciones, las modas y los propios arquetipos a los que responden actriz y obispo, como bien dice esa frase hecha británica que originó el primer dibujo: “dijo la actriz al obispo”, tan cargada de prejuicios y en alusión a las lecciones que pretenden dar algunas personas que son los primeros en caer en los mismos errores.
Lo que se lee entre líneas de todas las historias contenidas aquí ha sobrevivido especialmente bien al paso del tiempo pero sobre todo, insisto, retomar los breves guiones de Bolland a través de su increíble trabajo gráfico es toda una lección de arte para cualquier admirador de este brillante autor por cuya obra no pasan los años. Especialmente espectacular resulta la lectura de La Actriz y el Obispo y la cosa en el cobertizo, historia corta que se mueve entre el terror sugerido que aguarda en todas las sombras y el erotismo sin disimulos que coloca a la Actriz desnuda en la mayor parte del relato, sin darle mayor importancia que la que adquieren todos los demás personajes en un ejercicio de puro virtuosismo gestual logrando expresiones y retratos que rozan lo sobrenatural pero por el talento de Brian Bolland.
Como uno de los mejores extras de esta edición destaca precisamente el estudio en su versión lápices de este mismo relato, ofreciéndonos una de esas enriquecedoras visitas al patio trasero de la creación de una obra como ésta, que resulta otra maravilla tan brutal como asistir a la historia acabada. Juzga por ti mism@ la calidad del contenido extra:
Conocida especialmente ahora por la importante y meritoria labor de recuperación de grandes clásicos norteamericanos del cómic de terror y clásicos universales como Li’l Abner o Thimble Theater de E.C. Segar, que además aún tenga tiempo para regalarnos la oportunidad de hacernos con trabajos menos conocidos de un autor universal como Brian Bolland es del todo admirable y merece desde luego la pena que te acerques a este libro cuando visites la próxima vez tu tienda de cómics favorita.
SOBRE EL AUTOR
BRIAN BOLLAND
Bolland nació en Lincolnshire y comenzó a dibujar cómics a la edad de diez años. Cuando era niño, su principal inspiración eran los títulos publicados por Dell Comics, y Bolland afirmó en entrevistas que nunca se sintió del todo cómodo con el estilo de superhéroe de Marvel Comics y DC Comics. Mientras estaba en la escuela de arte, Bolland dibujó y publicó algunos fanzines y envió trabajos a revistas clandestinas. En 1972 conoció a Dave Gibbons, quien le regaló su primer trabajo habitual: Powerman, un superhéroe africano publicado en Nigeria. Fue Gibbons quien introdujo a Bolland al mundo de la publicación 2000 AD, primero entintando algunos de sus dibujos y luego dibujando portadas y páginas individuales. Cuando otro artista se fue, Bolland fue llamado para una historia completa de Judge Dredd en el número 41 y pronto se convirtió en el artista habitual de la serie. Los primeros trabajos de Bolland en Dredd estuvieron fuertemente influenciados por Mike McMahon, quien era considerado el artista principal del cómic y podía rediseñar personajes o paneles si no le convenían. Sin embargo, pronto comenzaron a surgir las propias habilidades de Bolland para representar expresiones faciales sutiles, iluminación dramática y composiciones dinámicas de páginas. Las contribuciones más memorables de Bolland incluyen la introducción de Judge Death y Judge Anderson. Entre su trabajo con Judge Dredd, Bolland dibujó cómics de terror para la antología House of Hammer e historias para Doctor Who Weekly.
Len Wein lo llevó al mercado estadounidense como artista de la maxiserie de 12 capítulos Camelot 3000 de DC, protagonizada por Mike Barr (que relata el regreso del Rey Arturo para salvar a Inglaterra de una invasión alienígena en el año 3000), y en la novela gráfica Batman: The Killing Joke, escrito por el legendario Alan Moore. The Killing Joke, publicada en 1988, contaba un posible origen (y parcialmente validado en historias actuales) del Joker, que habría sido un cómic fallido. La historia también explora la relación entre Batman, el comisionado James Gordon y la hija de Gordon, Barbara (anteriormente Batgirl, ahora conocida como el genio tecnológico Oracle). El elemento más importante es la dicotomía Joker/Batman y se explora cómo cada uno de ellos se encuentra entre la locura y la cordura, y el final se ha convertido en tema de especulación de los fanáticos, y algunos sugieren que Batman asesina allí al Joker. Bolland es también conocido como creador de portadas, y las ha creado -a menudo correspondientes a sagas o pasajes de determinados autores- para algunos de los cómics más destacados de los últimos años. Se encuentra, por ejemplo, en todos los volúmenes 2 y 3 de The Invisibles de Grant Morrison, un largo período de Animal Man (que cubre episodios de Morrison, Peter Milligan, Tom Veitch y Jamie Delano) y episodios de Tank Girl, The Flash, Superman, Linterna Verde, Wonder Woman, Batman (especialmente Batman: Gotham Knights) y muchos otros. También es conocido por utilizar imágenes bondage en algunos de sus trabajos, particularmente en cómics dirigidos a adultos. Además, Bolland también dibujó la tira cómica humorística Mr. Mamoulian, que se publicó en varios números de la antología Negative Burn de Calibre Comics. Recibió varios premios Eisner y premios Harvey por su trabajo en The Killing Joke y sus portadas en Animal Man y Wonder Woman.
