Hay poco personajes que resistan tan bien el paso del tiempo, los gustos y las modas como Conan del escritor norteamericano Robert E. Howard. Mil veces adaptado y masticado por toda posible vertiente de la cultura popular, la infinita historia del cimmerio lleva en pie desde principios de la década de los 30 del siglo pasado. Su creador dio origen a una leyenda indudable a través de los cuentos que la revista pulp Weird Tales fue publicando a lo largo de los años. Y, de entre las muchas aventuras que imaginó y llevó al papel hasta convertirse en imbatible icono de la cultura popular, La torre del elefante es, posiblemente, uno de los más valorados y releídos por los aficionados a Conan y Howard. Recuperado y, en parte, reinventado por el guionista chileno Claudio Álvarez, esta magnífica versión de La torre del elefante editada por Aleta Ediciones y dibujada por el maestro del cómic argentino Enrique Alcatena es, nada menos, que la quinta versión en viñetas de una historia que, como tantas otras de Conan, resulta inevitable volver a leer y disfrutar.

El número 4 de la serie original de Marvel, Conan el Bárbaro, en abril de 1971, fue la primera ocasión en que fuimos testigos en viñetas de esta historia en la que un joven Conan, perdido en una sórdida taberna en la peligrosa Zamora, se siente inevitablemente atraído y tentado a desvelar los misterios y posibles tesoros escondidos en lo alto de la Torre del elefante, guarida del temido sacerdote Yara y de su secreto más preciado: la joya conocida como El Corazón del Elefante. Roy Thomas fue capaz de condensar la idea original de Robert E. Howard en 20 páginas en las que un genio como Barry Smith (antes de que firmara como Windsor-Smith), con entintado de Sal Buscema, hicieron historia. Claudio Álvarez confirma, en el prólogo a esta versión dibujada por Alcatena, como esta adaptación, «fue una verdadera epifanía para Quique, quien tiempo después se embarcaría en una notable carrera en la que llegaría a dibujar al bárbaro para la misma editorial en los años noventa».

No del todo satisfecho con la pequeña obra maestra que nos ofrecieron a quienes nos adentrábamos en el mundo de Conan, Roy Thomas duplicó la extensión de su adaptación en un nuevo guion para cómic al que dieron vida en el número 24 de La espada salvaje de Conan, en noviembre de 1977, nada menos que un gigantesco John Buscema al dibujo con el impresionante entintado de Alfredo Alcalá. Personalmente todo lo mejor de la época en que, en posteriores reediciones, descubrí a Conan, se resume en esa versión perfecta de un trío de ases insuperable. Después llegarían las tiras de prensa de Conan el Bárbaro, (desde octubre de 1980 a enero de 1981), con guion esta vez de Roy Thomas y Doug Moench y dibujos de Rudy Nebres, Alfredo Alcalá, Pablo Marcos y Alan Kupperberg; y, posteriormente, los número 20 a 22 del Conan de Dark Horse, entre septiembre y noviembre de 2005, nos ofrecieron una nueva versión con guion de Kurt Busiek y dibujos de Cary Nord y Michael W. Kaluta, con el inolvidable añadido del mago de los colores Dave Stewart. Hasta llegar ahora a esta nueva propuesta donde Enrique Alcatena es capaz de hacernos olvidar por un instante todo lo anterior y volver a meternos de lleno en una de las aventuras más enigmáticas y sorprendentes de Conan.

Claudio Álvarez, verdaderamente modesto tras un ordenado, bien medido y muy entretenido guion, es el primero en preguntarse, en la introducción de esta versión de La torre del elefante: «pero ¿qué podríamos agregar a una historia que ha sido contada de manera notable tantas veces antes?. La respuesta está en estas páginas, y no es otra que la magia de Alcatena. Siempre digo que Quique es, más que un dibujante, un ilustrador de civilizaciones a las que dota de detalles que dan cuenta de culturas imposibles y artesanía deslumbrante. En cada pared, en cada tapiz, en el diseño de cada vestimenta podemos adivinar las guerras, aventuras, oscuras tradiciones y siglos de avances de los distintos pueblos de Cimmeria. Su visita a las lúgubres calles de Zamora y sus sórdidos rincones es el mejor ejemplo. Durante el último año he sido el único y privilegiado lector que ha acompañado a Quique en este viaje fantástico. Hoy les invito a que escalemos junto a él hasta los misterios de la Torre del Elefante para robar la joya de Yara. Quizás, quien sabe, algún lector o lectora experimente una temprana epifanía artistica, o logremos que un texano aficionado al boxeo sonría desde el más allá, sentado a la derecha de Crom».

Y la verdad es que este guionista resume a la perfección todo lo que hacen de esta versión de La torre del elefante otra joya más a las escondidas en el relato de Howard. Tan concisa como su invitación resulta su guion, medido para puro lucimiento de Enrique Alcatena en estado puro, diferente a todo lo que hasta ahora habías visto y leído para así ser capaz de ser capaz de hipnotizarnos y atraparnos con esa típica historia mil veces leída y vista pero que, tantas décadas y autores que la han adaptado después, sigue manteniendo el espíritu que, con razón, mantiene vivo el legado de Robert E. Howard en un lugar imaginado y fantástico donde resulta además imposible obviar su relación y amistad con ese otro escritor con el que compartió época, correspondencia e incluso lugar común en el que se publicaban sus relatos. Hablo, por supuesto, de ese otro maestro de nombre H. P. Lovecraft, de quien el personaje que da nombre a la historia de Howard evoca notable y claramente las civilizaciones cósmicas de Lovecraft. Quizás de esa unión de universos imposibles surgiese la atracción inevitable por un clásico que se mantiene hasta nuestros días y que, desde luego, te recomiendo redescubras en el brillante trabajo que Claudio Álvarez y Enrique Alcatena se han atrevido a revisar de un modo sobresaliente.

SOBRE LOS AUTORES

CLAUDIO ÁLVAREZ
Periodista y guionista chileno con más de 20 años de carrera en las áreas de comunicaciones y editorial, Claudio Alvarez se ha desempeñado además como editor en prensa y televisión. En 2012 fundó la editorial independiente Acción Comics, que a la fecha ha publicado más de 30 títulos nacionales y extranjeros y cuenta con obras publicadas en países como Estados Unidos, Francia, Dinamarca, Italia, Brasil, India y Japón. Como guionista, es el creador de las sagas El Gran Guarén, El Ejército de Dios y co-creador junto a Geraldo Borges de El Último Detective, cómic que cuenta con ediciones en diez países y ocho idiomas. Dentro de su labor editorial destaca el rescate de obras históricas como Killer, de Germán Gabler; Garra de Acero, de Lincoln Fuentes y Ventura Marín; Los Tres Mosqueteros de Arturo del Castillo; y La Fortaleza Móvil / El Mundo Subterráneo, de Quique Alcatena y Ricardo Barreiro. Por estas dos últimas recibió el premio del Festival Internacional del Cómic de Santiago (FIC Santiago), en la categoría “Mejor Cómic Extranjero Publicado en Chile”. Claudio Alvarez es parte de la Asociación de Editores de Historieta e Ilustración de Chile, ChileCómics; del colectivo internacional Pánico Press; y socio fundador de la agencia ArtistGO!, dedicada a la internacionalización de artistas y obras de América Latina.

ENRIQUE ALCATENA
Buenos Aires, 1957. Profesor de literatura inglesa y norteamericana, y dibujante autodidacta, Alcatena comienza a dedicarse profesionalmente a la historieta y a la ilustración en 1975. Ha colaborado con las editoriales Bastei (Alemania); DC, Marvel y Dark Horse (EE.UU.); Albin Michel (Francia); DC Thomson y Fleetway (Inglaterra), y Eura (Italia), entre otras. El universo gráfico de Alcatena tiene raíces en las estampas japonesas del Ukiyo-e, las miniaturas persas, los grandes ilustradores de principios de siglo XX, como Nielsen, Rackham, Clarke y Sime, así como los dibujantes de superhéroes Kirby, Infantino, Craig Russell y Windsor Smith. Influido de niño por la mitología griega, descubre otros universos de leyenda, otros mitos: los ciclos infinitos de la India, las laberínticas cosmogonías de Egipto y las sagas nórdicas. Más tarde conoce a los grandes escritores del género fantástico: Lord Dunsany, Jorge Luis Borges y Clark Ashton Smith, los grotescos dickensianos de Peake, los finos e irónicos tours de force de Vance y los folletines de Moorcock y Howard. Y, por supuesto, a H. P. Lovecraft, quien es fuente inagotable de inspiración en su carrera de artista. Su paso por la editorial Récord dejó huella en la historieta argentina y latinoamericana: con guion de Ricardo Barreiro, hizo los dibujos de La Fortaleza Móvil. Junto al mismo guionista también realizó El mago y Mundo subterráneo. Tiempo más tarde, Alfredo Scutti, editor de la revista Skorpio le presentaría al guionista Eduardo Mazzitelli, con quien iniciaría una de las duplas más prolíficas y celebradas de la historieta argentina, colaboración que continúa al día de hoy. En Chile ha publicado junto a Acción Comics la reedición de su paso por Conan The Savage (originalmente editado por Marvel en los 90s); así como la edición restaurada de La Fortaleza Móvil / El Mundo Subterráneo. A eso suma sus colaboraciones con el guionista Gonzalo Oyanedel, con quien dieron vida a las historietas London After Midnight y Las Emocionantes Aventuras de Filippa Nox, de editorial Dogitia.







