Entrevista con la escritora de género fantástico Alicia Albares, autora de “Una rosa en la piedra”.

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Ya os hemos hablado de Alicia Albares: directora de cine, guionista, responsable de la distribuidora de cortos y largometrajes YAQ Distribución y ahora también escritora de relatos fantásticos. De hecho ya os hemos hablado y os invitamos a saber de su primer libro: “Una rosa en la piedra”. Y del mismo modo que somos escaparate tantas veces para músicos en los que creemos y con los que acertamos antes de que, por suerte, despeguen y sean conocidos por tanta gente como merecen, insistimos en considerar a esta escritora como una de las voces escritas más prometedoras de la literatura fantástica creada dentro de nuestras fronteras. Por eso insistimos hasta tener la suerte de conseguir esta entrevista exclusiva con ella que esperamos os anime a descubrir su particular universo único.

¿Resulta más fácil escribir un libro de cuentos cuando se llevan tantos años escribiendo guiones de cortometrajes y películas o, por el contrario, primero fuiste escritora antes que guionista?

Yo empecé escribiendo cuentos, desde muy pequeñita. Siempre fue mi medio natural y nunca me costó trabajo. Aunque mi amor por el cine es igual de intenso también desde niña, sí que es cierto que la literatura fue mi primera vocación, en realidad. Lo que ocurre es que el cine es muy absorbente y en mi caso, se convirtió en mi profesión, por lo que me ocupó la mayor parte del tiempo. Pero nunca he dejado de escribir, desde que recuerdo. Yo me consideraré siempre escritora antes que cualquier otra cosa. De hecho, del cine lo que más me fascina es el proceso de escritura. Creo que es la parte más profunda, la esencia de lo que se quiere contar, el alma de cualquier película. Sin un buen guion, es complicado hacer buen cine.

Alicia Albares junto a Paco Cavero con los tres Premios (público, jurado de la asociación y Mejor diseño de Sonido para Roberto Fernández) logrados para el cortometraje “Madres de Luna” en el Festival Internacional de Cinema Cerdanya.

En cuanto a la dificultad, curiosamente, para mí es más sencillo escribir relatos que guiones. Debería ser al revés, pues el guion al final es eso, una guía, un esbozo y una descripción de imágenes y el relato es un medio para explorar, para profundizar y explayarse. Pero en mi caso me cuesta mucho más adaptarme a las normas que exige un guion cinematográfico (en cuanto a estructura, lenguaje, extensión) que dejarme llevar por la libertad que ofrece el medio literario. La capacidad para ahondar en los sentimientos y caracteres de los personajes que ofrece el relato muchas veces se echa de menos en el medio cinematográfico, donde son las imágenes las que deben condensar las emociones. Y eso es mucho más difícil, a mi entender.

¿Y qué lleva a una directora y guionista experimentada a refugiarse en un medio tan  distinto al visual como el libro?

Pues en mi caso ha sido un mecanismo de defensa, una tabla de salvación. Siempre lo digo y lo reitero, publicar Una rosa en la piedra ha significado mucho para mí a nivel personal. Llevo en esto del cine desde los 19 años. He hecho muchos cortometrajes pero el camino para hacer mi primera película está siendo largo, arduo y tortuoso. Muchas decepciones, muchos “noes”, muchas desilusiones. Ha habido momentos en que tirar la toalla se planteaba como la opción menos dolorosa. Por lo que rescatar los relatos que componen este libro, actividad que hice durante la pandemia, se convirtió en un bálsamo, en un refugio. Y la sencillez con la que he conseguido publicarlos gracias a Bohodón Ediciones un alivio. De alguna forma, sacar este libro adelante ha sido sencillo, lo suficiente como para entender que a veces la vida tiene sus propios planes (por mucho que nosotros nos empeñemos en un camino en concreto) y que las historias pueden contarse y tomar forma de muchas maneras, todas válidas. Y esa enseñanza personal ha marcado en mi vida un antes y un después. Ha calmado mis ansias, me ha confirmado ese dicho que reza: “Lo importante es el camino, no la meta” y me ha regalado una serenidad y una paz de espíritu que hace mucho que no sentía.

Además, creo que en mi caso ha abierto un canal que nunca se cerró pero que exploraba demasiado poco. Me ha llevado a escribir a diario y a sentir que siempre hay una salida para las historias que quieren ser contadas, porque son ellas las que llevan el timón.

Leyendo cualquiera de los cuentos que componen “Una rosa en la piedra”, queda claro que quien eres como escritora ha leído y vivido mucha literatura fantástica. Con voz y estilo propios, hablas de ángeles y demonios, de metamorfos, de brujas, de todo ser y leyenda imaginable habitante de los bosques. ¿En qué momento te atrapó la literatura fantástica hasta el punto de haber acabado como escritora fantástica tú también?

Desde muy pequeñita, mis lecturas siempre fueron de fantasía. Desde los clásicos cuentos infantiles de Perrault pasando por Tolkien, la saga de Dragonlance, Ray Bradbury, Stephen King, Frank Herbert, Isaac Asimov… En mi casa había mucha literatura fantástica, porque mis padres eran ávidos lectores de terror y ciencia ficción, así que yo crecí con esos clásicos. De alguna forma, me formaron como creadora, a todos los niveles. Y como persona también, pues me paso el día en las nubes siempre, tengo poco los pies en la tierra, la verdad… Y por supuesto, también el cine ha provocado que mi imaginario sea centrado en lo fantástico. También mi casa estaba llena de películas. Yo crecí con Willow, Lady Halcón, Legend, las sagas de Indiana Jones y Star Wars… Y todo esto ha influido en las historias que cuento. Hay un compendio de todo ello en lo que me gusta narrar, no lo niego y me enorgullezco de ello. De hecho, creo que sería imposible para mí no introducir elementos de fantasía en mis historias. Pasa en mis cortos, pasa en mis guiones de largo y ahora se refleja en este libro.

Además, mi madre, Sara Brassó, que también es escritora, siempre ha escrito literatura fantástica. Y yo he sido su más fiel lectora. Esto, sin duda, ha influido en el tipo de historias que prefiero contar.

Cartel del cortometraje “Al otro lado” dirigido por Alicia Albares

En tu otra faceta creativa y profesional también sigues principalmente la temática fantástica incluso en tus cortometrajes donde la pérdida aparece como uno de los temas principales. ¿Qué supone lo fantástico en tu cine, una vía de escape o la esperanza de que lo insólito también podría tejer nuestro mundo?

Yo no concibo las historias sin un elemento de fantasía. Creo que la fantasía es mucho más que la creación de un mundo inventado o un recurso para entretener. Pienso que es una herramienta muy potente para hablar de nuestra realidad. Construyendo seres míticos, mundos imposibles, de alguna forma elaboramos una metáfora sobre nosotros mismos, nos reflexionamos, nos reinventamos y soñamos con un mundo mejor o peor que el nuestro. Pero todo parte de lo real, incluso la fantasía más delirante. Todo es un reflejo de quiénes somos o de quiénes queremos ser. La distopía y la utopía son dos formas de soñar o de alzar una voz de alarma hacia dónde vamos como seres humanos. Y eso tiene un valor enorme. Por supuesto que también la construcción de un mundo es un recuso de evasión, pero pienso que tiene el poder de ir mucho más allá. No solo nos permite alejarnos de nuestra cotidianidad, sino que, si buceamos un poco más, nos habla de nuestras luces y sombras.

Y sí, soy una lunática, como buena cáncer que soy. Claro que creo en la fantasía. De hecho, estoy segura de que hay muchos mundos dentro del nuestro, aunque no podamos verlos ni tocarlos. Mundos que están dentro de nosotros, si sabemos mirar con otros ojos.

Cartel del cortometraje “Donde caen las hojas” de Alicia Albares.

Hay que recordar una vez más que prácticamente eres la única mujer directora de cine fantástico en este país, algo que por suerte no es así en el mundo de la literatura fantástica donde son nombres de mujeres las protagonistas de algunas sagas y títulos ya universales, desde J.K. Rowling a Laura Gallego. ¿Cómo defenderías tu libro frente a la inabarcable escena de literatura fantástica nacional y mundial actual? ¿Qué hace diferentes tus historias?

Hay muchas mujeres guionistas y directoras en España que quieren rodar fantástico y terror en nuestro país. El problema es que no lo tenemos fácil. No hay referentes y eso construye el famoso techo de cristal que en nuestro caso, es más que evidente. No hay coraje en las productoras y en los agentes de la industria para dar la oportunidad a historias diferentes con mujeres al frente, porque suelen ser historias con más presupuestos y planteamientos arriesgados (y al final, los que tienen el dinero siguen pensando que las mujeres no somos capaces de llevar adelante películas grandes y tampoco se atreven a apostar por miradas innovadoras). Además, en España el fantástico en el cine tiene huecos contados. No nos atrevemos a ir más allá, porque no tenemos la confianza del público. Cuando se hace una película de fantasía épica, suele pasar que el espectador medio no va al cine porque es española y creemos, nosotros mismos, que no tenemos el nivel suficiente. Pero eso no es verdad, como ha demostrado Paul Urkijo con su Irati, una película valiente, llena de fantasía y además relacionada con la mitología vasca.

“Una rosa en la piedra” es una propuesta que tiene mucha autenticidad. Son relatos que escribí hace bastante tiempo pero que me salieron de las entrañas, por así decirlo. Historias que necesité contar en un momento determinado de mi vida. Como siempre digo, historias que me buscaron a mí para contarlas. Si algo define al libro es esa visceralidad, que de alguna forma las hace muy potentes. Son las historias que a mí me gusta leer. Y en ese sentido, no he podido ser más fiel a mí misma y a mi imaginario. No he querido ser quien no soy, me he volcado en mis cuentos con todo, tal cual, sin artificios. Me he permitido soñar, ir más allá si lo necesitaba y apostar porque merecía la pena. Aunque no quiero pecar de vanidosa. Sigo siendo muy humilde en ese sentido. Creo que me queda mucho por aprender y mejorar. Este libro espero que sea solo un primer paso.

Con decenas de miles de propuestas, lo cierto es que hoy en día los que fueron frikis y nerds hoy triunfan hasta en Hollywood. ¿Crees que es un buen momento para todo lo relacionado con lo fantástico, el terror y la ciencia ficción? ¿O será la siguiente moda que los medios olviden en apenas dos titulares?

Yo creo que sí, que ha llegado el momento de la fantasía y la ciencia ficción como género a reivindicar. Siempre ha sido un género querido por el público, pero ahora, por primera vez, empieza a ser valorado por la crítica. En ese sentido, creo que el hecho de que La forma del agua del maestro Guillermo del Toro recibiera un Oscar a Mejor Película marcó una tendencia muy clara. Este año, una película clarísima de ciencia ficción como es Todo a la vez en todas partes ha arrasado en los Oscars. Y esto es una forma de engrandecer un género que siempre ha estado ahí, que ha formado parte de los espectadores desde niños pero que además sirve para contar historias personales y conmovedoras. Es el momento de darnos cuenta de que no es un género menor o propio de “nerds”. Es todo un universo creativo que debe explorarse, que tiene muchísimo que ofrecer todavía y que es infinito en sus posibilidades. No solo es el género mainstream por antonomasia (Marvel, Disney, etc) sino que también es el futuro del cine y la literatura que viene, el lugar donde encontrar la originalidad, las nuevas miradas, el cine y el relato del futuro. Creo que no es una moda. Ha llegado para quedarse, mejorarse y sorprendernos.

Personalmente dos de las muchas virtudes de “Una rosa en la piedra” son por un lado tu forma de contar historias, que resulta dinámica y ágil aún cuando describes con todo lujo de detalles esos pequeños universos; y por el otro lo creíbles que resultan todos tus personajes, hasta los más fantásticos. ¿Coincides en la importancia de ambos aspectos para construir una historia o añades otros elementos a los cimientos de cada narración?

La historia son los personajes. Ellos tienen el poder de que un relato nos enganche o nos aburra. Si no nos implicamos con ellos, si no empatizamos con ellos, hemos perdido a nuestro espectador/lector. Da igual lo hermoso que sea el mundo que hemos creado o lo trepidante de una historia, es el personaje el que marca el camino, el que sostiene el tema y quien nos lleva de la mano por la narración. Por lo tanto, en mi caso, todo empieza con el personaje. Creo que darle profundidad, saber de dónde viene y a dónde se dirige son los cimientos para que lo que le va a suceder nos interese y queramos seguir leyendo o viendo la película. Si no hay esa construcción, si el personaje es plano o no sabemos cuáles son sus motivaciones, no habrá nada en esa historia que nos implique.

Para mí también es importante la coherencia de la historia, el sentido de todo. Aunque estemos en un reino imaginado, aunque haya unicornios y gnomos, lo que ocurre tiene que tener sentido, tiene que conducir al lector hacia una meta concreta. Si no, los cimientos de ese cuento se desmoronan y es fácil que el lector se desconecte del relato.

Cartel del cortometraje “Madres de Luna” dirigido por Alicia Albares

Desde tu experiencia cuéntanos, ¿qué resulta más difícil: llegar a estrenar un cortometraje en un festival con todo el esfuerzo de crear, escribir, encontrar financiación y rodarlo; o bien tener el tiempo y la capacidad de completar un libro y encontrar editorial que apueste por tu propuesta?

Pues he de decir que la experiencia de corregir los relatos y buscar una editorial que quisiera publicarlos ha sido bastante más rápida y fácil que levantar la financiación de mis cortometrajes. Soy la primera sorprendida en descubrir que el mundo editorial para mí ha sido amable y eso ha significado mucho, porque me ha permitido ganar seguridad y saber que siempre tendré la literatura como vía de escape si las historias en imágenes no logran materializarse.

En realidad, el mundo del cine y de la literatura son dos ámbitos muy distintos. En el primero necesitas formar un buen equipo y capitanearlo, pero son los talentos de los diferentes departamentos (fotografía, música, vestuario, dirección de arte) los que hacen posible la magia. Es un entorno en el que la directora lo único que hace es aglutinar las habilidades artísticas de mucha gente y conducirlas por un camino, buscando hacer realidad una visión. La literatura es un camino mucho más solitario. Eres tú sola con una página en blanco, una historia por contar y personajes que van cobrando vida. En ese sentido, es más sencillo, más asumible, pero es cierto que también estás más expuesta. Si la historia falla y el relato no funciona, tú eres la única responsable. No puedes “buscar culpables” en las luces, el arte o la música.

Además, el séptimo arte es el más caro de todos. Un día de rodaje profesional cuesta unos 3000 euros de media. ¡Un papel en blanco y un boli son bastante más asequibles!

¿Eres más de ciencia ficción o de género fantástico?

Creo que me decanto más por el género fantástico, quizá porque tiene más vinculación con lo real. La fantasía se hilvana siempre en un mundo cotidiano, que es lo que la convierte en extraordinaria. La ciencia ficción construye mundos imposibles de cero, y aunque creo que es también apasionante hacerlo, pega más conmigo ubicar los elementos fantásticos en un entorno cercano y realista. Además, creo que la buena ciencia ficción es muy complicada de construir. Aunque sea imaginaria, requiere de mucha documentación para que ese mundo que se crea sea convincente y creíble. No vale cualquier cosa.

De hecho, las grandes películas de ciencia ficción muchas veces adelantan sucesos que después la ciencia transita décadas después, como pasó con 2001, una odisea en el espacio. Por eso creo que es tan importante y tan necesaria, porque construye horizontes que empiezan siendo sueños para transformarse en utopías por alcanzar.

¿A quién incluirías en tu lista personal de cinco personas imprescindibles tanto en literatura como en cine fantástico?

Complicada pregunta, me resulta difícil elegir. En literatura, destacaría a Tolkien, para mí, el rey del fantástico y quien me hizo enamorarme de la Tierra Media. Pero también me fascinan las historias de Stephen King. Creo que es un maestro a la hora de combinar el relato fantástico con el retrato de personajes perdidos. Centrándonos en España, los libros de Laura Gallego me gustaron mucho cuando era jovencita, aunque ahora le he perdido la pista. La trilogía de Memorias de Idhún es alucinante.

En cine tengo muchos referentes. El maestro Spielberg, cómo no… Creo que es el mejor cuenta cuentos cinematográfico que ha conocido el mundo. Pero también me encanta el cine de M. Night Shyamalan y los mundos terroríficos de Ari Aster.

Uy, creo que me han salido seis… ¡Perdón!

¿En algún momento de tu vida alguna autora o autor te tocaron tanto por dentro como lectora que decidiste que querías seguir sus pasos y tratar de expresar y contar las mismas historias a otros personas?

Pues lo cierto es que si tengo que mencionar a una autora no me puedo engañar. Esa persona es mi madre, Sara Brassó, también escritora. Ella lleva escribiendo desde joven, yo siempre he sido su lectora cero y sus novelas y cuentos (15 libros ya) han sido mi principal inspiración desde niña. También transita los caminos del fantástico y su mundología, muy vinculada al feminismo, ha sentado las bases de mi propio imaginario. Me veo muy reflejada en ella y siempre he querido estar a su altura a la hora de contar historias y de conmover al lector. Porque ella siempre lo consigue.

¿En tu agitada agenda como responsable de la distribuidora de cortos y largometrajes YAQ Distribución tienes tiempo para seguir dedicándote a la lectura? Si es así, ¿qué libro/s te esperan en el lugar que dediques a leer?

Por muy poco tiempo del que disponga, yo necesito leer. No podría vivir sin estar leyendo algo. Hay meses que leo menos, por temas de tiempo y agotamiento físico, pero siempre hay un libro en mi mesilla de noche, aunque le dedique solo cinco minutos. Ahora mismo estoy empezando la tercera parte de la trilogía de Carmen Mola La novia gitana, titulada La Nena. He de confesar que la novela negra española me tiene enamorada últimamente. También tengo pendiente la obra completa de H.P. Lovecraft, un libro gigantesco que fue un regalo de reyes y que estoy deseando empezar.

Espero que coincidas conmigo en que, por suerte, hay muchos modelos y nombres de mujer asociados a la literatura fantástica y de terror, pero no tantas en ese mismo género dentro del cine. Por suerte sí dentro del cine de acción, como Kathryn Bigelow, Patty Jenkins, Rachel Talalay, Karyn Kusama… Tu próximo proyecto como directora es una película abiertamente de terror. ¿Confías en que lo que tienes que contar marque un antes y un después y tu nombre pase a ser referencia como la primera directora española de fantástico y terror?

Es muy cierto que en el cine faltan referentes de mujeres directoras de género, sobre todo en España. Es un camino que estamos empezando a transitar y por lo tanto, queda mucho por hacer. Por suerte, no soy la primera… (¡Menuda responsabilidad si no!). Por ejemplo, Carlota Pereda ha estrenado el año pasado Cerdita, una película de terror rural que ha marcado también un nuevo rumbo. ¡Bravo por ella! Pero está claro que sigue existiendo un nicho por cubrir. Con mis proyectos de películas, especialmente el de La mala madre que es el que está más avanzado, me gustaría utilizar el terror para hablar de temas que no se han mirado antes desde una perspectiva femenina y feminista. En este caso, el instinto maternal o la ausencia de él. Creo que es muy importante que las mujeres no solo hagamos terror o fantástico porque sí, sino que impregnemos nuestras historias de mensajes importantes, llamando la atención sobre nuestra manera de mirar el mundo. Somos la mitad de la Humanidad, pero la cultura universal no nos representa. Por eso nuestras películas sorprenden, porque hasta ahora nuestro mundo no se conocía y resulta ajeno y novedoso. Hace mucha falta esto. Que exploremos temáticas y formas tradicionalmente masculinas como es el terror y el fantástico (género de hombres y para hombres) y les demos la vuelta, buscando nuevos temas, nuevas perspectivas, nuevas conclusiones. Hay un universo entero por descubrir y creo que tengo muchas cosas que aportar en este sentido. Y como yo, muchas otras compañeras creadoras que están deseando hacer fantástico y terror y que, por desgracia, no saben cómo lograrlo.

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