Cuando las cosas se hacen bien, resulta absurdo no rendirse a la evidencia. Norma Editorial lleva ya muchos años apostando por el Cómic con mayúsculas, en todas sus vertientes y géneros. Y de lo que no cabe ninguna duda, cuando se repasa el ingente y casi inabarcable número de colecciones, autores y mundos a los que nos han abierto los ojos millones de viñetas, es que conocen perfectamente la importancia de relanzar y, en la mayoría de casos, recuperar, verdaderas joyas del Noveno Arte que, editadas hace años, muchos aficionados no leyeron en su día o bien abandonaron por no saber cuánto tiempo o números quedaban hasta el final. Para todos ellos, y muchas veces incluso para quienes tuvimos o leímos ciertos títulos y autores, la publicación de sus integrales es la mejor excusa para amortizar cada euro invertido en seguir comprando libros y cómics. Y La Mazmorra no es ninguna excepción, al contrario, es una necesidad dar a conocer a quién no la conozca aún una de las mejores series jamás creadas en el cómic europeo.
La cifra es redonda: hace 25 años, nada menos que en 1998, que dos de los autores más notables y prolíficos del cómic francés, Joann Sfar y Lewis Trondheim, autores en solitario de tantos títulos destacables que nunca dejaríamos de hablar de ellos, se unieron para dar vida a La Mazmorra, una original saga en la que, parodiando todos los típicos tópicos de la fantasía heroica, crearon en realidad la puerta a uno de los universos más ricos, influyentes y originales del tebeo europeo. Mezclando aventuras con humor, elementos típicos de folletín e incluso cultura popular de toda época imaginable, el pastiche que resultó del experimento se prolongó nada menos que a lo largo de más de una treintena de álbumes impecables en los que, al añadido de las irreverentes historias y personajes de Sfar y Trondheim, se unió siempre el tremendo aliciente de contar con dibujantes invitados a dar vida a personajes como Marvin el Rojo o el Rey Polvo, entre cientos de ellos más. Por supuesto, pocas veces la elección de lápices fue fortuita; de hecho, repasar la lista de nombres a lo largo de todos los tomos integrales ya editados (recuerda que hablamos del quinto ya) supone nombrar a la flor y nata del cómic franco-belga: Christophe Blain, Carlos Nine, Blutch, Bézian, Keramidas… la lista es interminable e impresionante.
El resultado no sólo ha sido siempre intachable, sino que la serie nunca decayó en popularidad y el proceso gracias al cual se pensó en recopilar todas las historias en formato integral es un proceso cuidadosamente medido por sus propios creadores. A lo largo de tantas historias, Sfar y Trondheim dieron un orden a La Mazmorra, dividiéndola cronológicamente en La Mazmorra Amanecer, donde se rememora la creación de La Mazmorra (recopilados en el Integral Volumen 2); la época de La Mazmorra Zénit, que narra el apogeo de La Mazmorra (Integral Volumen 1); el período de La Mazmorra Crepúsculo, que cuenta el final de este universo y que es el contenido en este Integral Volumen 5; La Mazmorra Monstruos, que relata una gran aventura de uno de los personajes secundarios (contenido en los Volumenes 2, 3 y el 4 en su integridad) y La Mazmorra Festival, que incluye nuevas peripecias de Herbert y Marvin y que se incluirán en el Volumen 6 de esta colección. Aunque la mejor explicación sigue siendo hacerse poco a poco con todos los tomos y disfrutar sin freno de este mundo único donde todo es posible y donde Sfar y Trondheim son tan naturales y espontáneos como en el resto de su larga trayectoria como autores consagrados: si algo hace creíble a un conejo rojo con armadura al más puto estilo de Iron Man o a un Rey Dragón errante son los detalles que hacen creíbles al resto igualmente: todos los personajes de La Mazmorra parecen sentir porque respiran, tienen hambre, muchas debilidades, deseo, sueño, cansancio. Y por eso empezada cada historia de las cinco contenidas en este Volumen 5, resulta imposible abandonar la lectura o la propia Mazmorra, porque no podemos irnos sin saber qué pasa después, qué les pasa a los protagonistas. Y en eso sus guionistas, elijamos cualquier título de su obra individual, son verdaderos maestros capaces de hacernos empatizar con un mundo que, llegados a La Mazmorra Crepúsculo, se deshace en islotes cada vez más distantes, incontrolables e inhóspitos.
Como en cada tomo integral ya editado desde que Norma iniciase esta colección en octubre de 2019, cada nuevo episodio tiene ese aliciente añadido que es disfrutar casi en cada historia de un dibujante diferente. Aquí los invitados son la excepcional pareja integrada bajo el seudónimo de Kerascoët, que particularmente son una de mis debilidades con su afinado y detallista trazo, encargados de dibujar los excepcionales “El dojo de la laguna” y “Los nuevos centuriones”. Les sigue el trazo fluido y portentoso de Obion en la espectacular historia “Revoluciones”, en la que los protagonistas tienen que sobrevivir en una isla flotante que nunca deja de girar sobre si misma y se muestra implacable con quienes pierden su ritmo vital. Le sigue Alfred con “Alto septentrión”, un capítulo cumbre en la historia de este universo con dibujos más grandes y espectaculares aún de lo habitual. Y el broche final lo pone Mazan con “El fin de La Mazmorra”, donde guionistas y dibujante ponen todo a una carta con viñetas increíbles a toda página y un cierre a esta saga realmente inolvidable. Junto a ellos, hay que agradecer el excelente trabajo junto a todos los dibujantes de Walter dándole al conjunto esos colores totalmente reconocibles y también únicos que nos han acompañado a lo largo de tantísimas páginas y vericuetos argumentales.
En tus manos está ahora no perder la oportunidad de hacerte poco a poco con una colección de la que, si eres aficionado al cómic europeo, no te arrepentirás. Sólo por lo que sus autores van a hacerte reír y vivir con estas aventuras, merece la pena que te dejes encarcelar en esta Mazmorra original y única.
SOBRE LOS AUTORES
JOANN SFAR
Nacido el 28 de agosto de 1971 en Niza, debuta en 1994 con el álbum Les aventures d´Ossour Hyrsidoux y con varias historias en la revista Lapin, editada por L´Association, la cual le editará asimismo algunos álbumes de pequeño formato en la colección Patte de Mouche. En 1996 lanza su primer álbum en color, Petrus Barbygère, con Pierre Dubois, para la editorial Delcourt; para la misma, a partir de 1996 guioniza Los Potamoks, con dibujos del español José Luis Munuera y Troll, ilustrado por Jean-David Morvan. En 1997 realiza La fille du professeur para Dupuis, con dibujos de Emmanuel Guibert, y al año siguiente produce como autor íntegro la novela gráfica Paris-Londres para Dargaud. En 1999 crea, de nuevo en solitario Les dossiers du professeur Bell y, para los lectores más jóvenes, Petit Vampire –a la que se incorpora en el 2000 una serie “hermana”, Grand Vampire– y, de nuevo con José Luis Munuera al dibujo, Merlin; todas ellas para Delcourt. El mismo año ve iniciar su colaboración con Lewis Trondheim en la pronto popularísima La Mazmorra, en la que ambos autores comparten mano a mano las tareas de guión y dibujo. En 2001 vuelve a trabajar con Guibert en Les olives noires, para Dupuis, protagonizada por un niño en la Judea de los tiempos de Jesucristo; en 2002 es el turno de Socrate le demi-chien con dibujos de Christophe Blain, para Dargaud, y muy especialmente, para la misma editorial y de nuevo como autor completo, un homenaje a sus raíces judías con El gato del rabino, historia de las relaciones entre el rabino titular y su gato, un animal capaz de hablar y razonar como los humanos, que le valdrá tres premios en el Salón de Angoulême 2003 y otros galardones. Sfar es asimismo director de una colección de libros juvenil, Bréal Jeunesse, de la cual es autor de algunos títulos.
LEWIS TRONDHEIM
Seudónimo de Laurent Chabosy, nació el 1 de enero de 1964 en Fontainebleau (Francia). En 1987 asiste a un coloquio sobre la historieta celebrado en Cerisy, donde conoce a Jean-Christophe Menu, quien le descubre las posibilidades del medio. Al año siguiente lanza su primer fanzine, ACCI H3319 y en 1990 funda con Menu y otros dibujantes el colectivo L´Association, destinado a la edición y promoción de jóvenes valores, que en breve se convierte en una referencia imprescindible del cómic independiente en Europa. En 1992 aparece el primer álbum de su primer personaje importante, el conejo Lapinot, Lapinot et les carottes de la Patagonie; el siguiente, Slaloms, le valdrá en 1994 el premio Alph´Art al mejor autor revelacióndel Salón de Angoulême y un contrato con Dargaud para realizar álbumes en color de Lapinot. Ese mismo año lanza las andanzas sin palabras de La Mosca, publicada inicialmente en la revista de L´Association Lapin y luego por la editorial japonesa Kôdansha, antes de ser redibujada para su edición en álbum y de conocer una adaptación en dibujos animados. A partir de ahí multiplica sus colaboraciones para revistas –Spirou, Okapi, Je Bouquine, etc.- y sus álbumes, tanto para grandes editoriales como para L´Association y otros sellos independientes. En 1998 presenta The Nimrod, publicado directamente en álbumes por la editorial estadounidense Fantagraphics y, junto a Joann Sfar, da a luz la que será su mas célebre creación, La Mazmorra, desopilante parodia de los universos de los juegos de rol con protagonistas animales, para la editorial Delcourt, dividida a su vez en varias subseries –Amancecer, Zénit, Crepúsculo, etc.- y contando con la colaboración de dibujantes ocasionales como invitados. Sus siguientes series, solo o en colaboración, incluyen entre otras Les trois chemins (Delcourt, 2000, con Sergio García), Pequeño Papá Noël (Dupuis, 2000, con Thierry Robin), Les cosmonautes du futur (Dargaud, 2000, con Manu Larcenet), Venezia (Delcourt, 2001), El rey Catástrofe (Delcourt, 2001, con Fabrice Palme), Allez raconte (Delcourt, 2001, con José Parrondo) Kaput & Zösky (Delcourt, 2002) y la serie de cuadernos de croquis Carnet de bord (L´Association, a partir de 2002). Autor prolífico –más de 80 álbumes en apenas quince años de carrera-, Trondheim se ha erigido como uno de los líderes incontestables de la “nouvelle b.d.” gala.
KERASCOËT
Este seudónimo esconde a plena vista a la pareja de dibujantes compuesta por Marie Pommepuy y Sébastien Cosset. Sébastien (París, Francia, 1975) estudia artes aplicadas y obtiene un título de “Artista plástico de Entorno Arquitectónico”, que volcará en su primera pasión, el cómic. Marie (Brest, Francia, 1978) estudia grafismo en París y luego ilustración médica y científica. Empiezan a compartir su vida y su taller, y acaban dibujando juntos para prensa, publicidad, moda, animación y cómic. Son los dibujantes de Preciosa oscuridad (Spaceman Books, 2016), con guión de Fabien Vehlmann y de Belleza (Astiberri, 2018) con guión de Hubert.
OBION
Obion nació el 8 de febrero de 1977 en Concarneau y hoy vive en Brest. A los 20 años, creó el fanzine Le Violon Dingue, del que se publicaron 6 números. Siguieron dos publicaciones en colecciones colectivas de las ediciones Petit à Petit, así como varias obras para las editoriales Mira y AK. Su primer álbum, Le Déserteur (que firmó conjuntamente con Kris en el guión y Florence Breton en los colores), fue publicado en 2003 por Delcourt. Le seguirá un volumen 2 en 2005 (con las hermanas Brants en los colores). Siempre con su amigo Kris, Obion cuenta las aventuras de dos jóvenes autores de cómics a través de tiras artísticas de Kr-Ob, publicadas en la revista Pavillon rouge. En 2007 Obion produjo con Arnaud Le Gouefflec el álbum Vilebrequin para Casterman. Su siguiente paso más importante fue trabajar en la serie La Mazmorra Crepúsculo con Joann Sfar y Lewis Trondheim.
ALFRED
Alfred nació en mayo de 1976 en una familia de artistas. Autodidacta, años de fanzines y microediciones moldearon su carácter, antes de empezar a publicar en Ediciones Delcourt en 1997. En el año 2000, un encuentro con David Chauvel, quien le ofreció la serie juvenil Octave, que le abrió nuevas oportunidades. Luego se incorporó al taller Flambant Neuf, en Burdeos, y produjo varios álbumes juveniles con universos a veces muy alejados entre sí. “Por qué maté a Pierre” (con Olivier Ka), recibió el Premio del Público y un Premio Esencial en Angulema en 2007. En 2008 se traslada a Venecia, Italia, durante tres años, donde desarrolla su trabajo en ilustración y cartelería teatral. En 2010, invitado por Lewis Trondheim, fundó el Atelier Mastodonte virtual, cada semana en Spirou.
En 2014, organizó una exposición con más de 300 dibujos sobre Italia y produjo uno de los dos álbumes de la serie La Mazmora que cerró la saga. Recibió el Fauve d’Or por “Come Prima” en el Festival Internacional del Cómic de Angulema de 2014. En 2016, con Casterman publicó “Boulevard des sms”, con Brigitte Fontaine. Continúa produciendo regularmente portadas de novelas, carteles, cuentos y diversas ilustraciones para publicaciones y prensa.
MAZAN
Pierre Lavaud, conocido como Mazan, nació el 24 de febrero de 1968 en Périgueux y vive en Angoulême. Con su Bachillerato en artes visuales en sus manos, continuó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Angulema, en la sección de cómic. Sus primeros trabajos fueron publicados en el colectivo Les Enfants du Nil . A finales de los años 1980 inició una prolífica colaboración con Éditions Delcourt, con su primera serie L’Hiver d’un monde . El Festival de Angulema le premió en 1992 con el Alph’Art Coup de Coeur y el del Público. Siguieron varias series y one-shots como autor completo: Le Vaillant Petit sastre , Aprenda a temblar , Las aventuras de Philibert , incluido el volumen Dans l’Cochon tout est bon. Fue premiado en Angulema en 2001 con el Premio Tournesol. También escribe cuentos para Je Bouquine (Bayard), dibuja el primer volumen de Donjon Monsters y participa en varias colectivas, siempre en Delcourt. En 2005, comenzó a dibujar la serie Khéti, fils du Nile , dibujando, con su compañera Isabelle Dethan escribiendo el guión, luego ilustró dos libros infantiles de inspiración asiática: Ulùpi, princesse chiie y Le Voyage d’Ulùpi, de Gulf Stream.