Hablamos con Lorenzo Montatore sobre su nueva obra editada por ECC Ediciones: «Aquí hay avería»

Con una de las carreras más meteóricas en el mundo del cómic nacional, Lorenzo Montatore culminó con su anterior Obras incompletas del que te hablamos hace poco tiempo un camino marcado por un trazo inconfundible que le ha llevado a ser admirado tanto por sus compañeros de profesión como por la crítica y un público que, hace hoy apenas días, disfrutó de su presencia y talento en vivo en el Salón del Cómic de Barcelona, donde contó incluso con espacio y exposición propios. Con poca distancia temporal, Aquí hay avería llega cuando las ascuas del éxito de Obras incompletas ni siquiera se han apagado. Pero aún a riesgo de solaparse, su nueva obra supera expectativas por encima de una buena campaña de promoción, y su autor nos arrastra a una experiencia visual tan diferente, alocada y vertiginosa que no creo que nadie pueda afrontar este libro-cómic-novela-gráfica sin leerlo del tirón de principio a fin.

Aquí hay avería es la historia de Viti, un artista capaz de rozar la gloría y el éxito al que le pierde una y otra vez el consumo para él irremediable de abismina, una droga recreativa tan supuestamente inocente como todas las drogas y de consumo por vía ocular, que en realidad consume todo lo que toca y rodea al protagonista. Curiosa y visualmente, el uso de la abismina, amarilla hasta el tono fosforescente, cambia el blanco de ojos y fondo de viñetas por un amarillo que, si bien debería de suponer oro para quien disfruta de sus efectos, lo que hace es convertirlo todo en una espiral de colores cada vez más oscuros, casi fundidos al negro, donde ese recurrente amarillo será el único y último punto de referencia antes del abismo premeditado y previsible.

Lorenzo Montatore nos hipnotiza no sólo con su forma de dibujar de minimalismo avanzado, sino que la inocencia de sus dibujos nos confunden aún en los momentos más sórdidos de cada nueva miseria a la que Viti, el protagonista, es capaz de llegar, sordo a su propia y nefasta experiencia. El fondo de esta historia es realmente triste y real y se divide en capítulos que enumeran las «Penurias» del autodestructivo Viti. Y del mismo modo que él sigue sumiéndose en una espiral de final fácilmente predecible, Montatore nos hace caer uno tras otro en esos capítulos con un ritmo salvaje, incluso cuando dedica páginas enteras a transmitirnos una noche en blanco bajo los efectos del mono de cualquier droga. Cómo es capaz de transmitir tanto con tan poco detalle es una demostración evidente de dominio no sólo a nivel narrativo, sino al nivel de ese estilo sólo suyo aquí tamizado y perfeccionado para crear un relato perfecto. Montatore es capaz de transmitir y contar con apenas el movimiento de una mirada formada por dos puntos negros.

La conclusión es que, si cedes a la colorista tentación de sumergirte en este libro, vas a sorprenderte y asistir a una experiencia que, sin efectos nocivos, resulta visualmente tan gratificante como el alivio del protagonista cada vez que esa droga ocular reaparece en diferentes momentos de su vida. Pocas veces leerás una historia en la que los momentos sin palabras sean capaces de contar tanto, como los mejores maestros de historieta clásica.

ENTREVISTA CON LORENZO MONTATORE

Continúas tu aventura con ECC Ediciones tras el sonado éxito de Obras incompletas. Teniendo en cuenta que esa obra, aunque incluía capítulos completos inéditos, se componía sobre todo de material ya realizado, ¿ya aprovechabas entonces para afrontar la construcción y dibujo de este nuevo Aquí hay avería? ¿Cuánto tiempo te ha llevado realmente realizar este libro?

En realidad comencé a trabajar en ambos libros simultáneamente, aunque hubo un momento en que tuve que apartar a un lado las averías para centrarme en las incompletas. Aquí hay avería llevaba muchos años rondándome en la cabeza, pero no acababa de tomar la forma adecuada hasta que un día garabateando “encontré” a Viti, el protagonista. A partir de ahí fue un año de trabajo. Los primeros meses el tebeo tenía un aspecto muy distinto, con mucho espacio vacío. Cuando lo retomé después de entregar Obras incompletas, le di la vuelta por completo, del blanco al negro, re-dibujé todo lo que ya tenía y añadí tramas y texturas.

Públicamente ya has agradecido en numerosos comentarios la importancia de contar con editores detrás que apuesten por tu obra, por tu estilo y por ti. En tiempos en que la mayoría de dibujantes patrios se debaten continuamente por su situación profesional, tantas veces precaria, ¿cómo te sientes siendo de esos pocos autores españoles que editan directamente en España sus libros, sin tener que buscarse la vida antes en otros países?

Me siento muy afortunado y agradecido de poder ganarme la vida con mis tebeos publicando en España. Estoy disfrutando y aprendiendo mucho de este momento y quiero aprovecharlo al máximo porque conozco muy bien la situación de otros compañeros y compañeras a la que te refieres.

Ya en Obras incompletas titulabas un capítulo entero “Dolencias” y aquí cada capítulo son “Penurias”. Con una honestidad brutal que no todo personaje público es capaz de reconocer, has hablado en muchos lugares de tus dolencias y enfermedad, así como de los tratamientos médicos a los que te ves sometido por necesidad. Tú mismo explicas que el propio título de esta nueva obra “surgió una noche de farra pocha”. ¿Vuelves a ser tan valiente como para queAquí hay avería tenga algo, poco o mucho de autobiográfico?

No sé si eso es valiente, o es que soy directamente un kamikaze. La mayoría de las veces, cuando ya he entregado el tebeo pienso que se me ha ido de las manos, que he contado más cosas de la cuenta. Pero no lo puedo evitar. Doy todo lo que puedo en mis historias porque me gusta que se sientan sinceras. ¡Aunque también soy muy mentiroso, ojo! En el caso de las enfermedades que padezco, me parece importante darles visibilidad y eliminar estigmas, si para eso tengo que contar mis propias experiencias, lo haré siempre abiertamente.

En un momento de la obra rindes un homenaje directo a Max. E inevitablemente quien os haya disfrutado visualmente a ambos debería reconocer tu audacia gráfica, como la de Max, narrando visualmente con tu estilo único una historia en la que el trazo sencillo y los colores vivos tratan de disimular la sordidez de toda la historia. ¿Cómo se consigue estructurar una historia sobre la autodestrucción por las drogas con un trazo tan aparentemente “inocente” como el tuyo?

Todo el tebeo está plagado de homenajes y cameos; por ahí sale también Olaf Ladousse, por ejemplo, que es otro de mis artistas favoritos; o Monteys, Antonio Hitos y Blanca Lacasa, que además de amigos son artistas a quienes admiro enormemente.

Ese trazo del que hablas y mis personajes tan cartoon… bueno, es que estamos en el mundo de los tebeos, entonces para mí tienen que ser así. Mis referentes son Vázquez, Ivà, Jan, Mattioli… Utilizo a esos personajes para contar las cosas que me preocupan y me interesan, las dolencias de las que hablábamos antes, y ahí se produce ese mejunje.

¿Y que te hizo decidirte por hablar de un personaje hundido en este tema, en especial cuando no tratas de vender ningún remedio o redención, tan sólo colocas al lector mudo ante la caída sin control de otro artista?

Intento no juzgar a mis personajes, los expongo para que sea el lector quien lo haga, si quiere. A mí me gusta tratarlos con cariño, aunque es cierto que les hago pasar muchas PENURIAS, de hecho así titulo los capítulos en Aquí hay avería. El personaje metido en el pozo es una constante en mi obra, me he visto ahí muchas veces en mi vida y eso me impulsa a contarlo, porque al final, uno siempre está dibujando el mismo libro, una y otra vez.

Somos una publicación especialmente dedicada a la música, un terreno al que reconoces que siempre te has sentido creativamente muy unido. Y nos ha sorprendido ese listado de canciones que recomiendas abiertamente escuchar durante la lectura de Aquí hay avería. Porque aparte de bandas imprescindibles y afines al tema como The Beatles, Syd Barret, TheDoors o Pink Floyd, recomiendas la escucha de maravillas mucho menos conocidas o al menos menos recordadas como 13th FloorElevators, Captain Beefheart o Small Faces. ¿Es tan fuerte tu vinculación creativa al mundo de la música que resulte posible imaginar una versión animada de este libro con semejante banda sonora?

Es posible y, de hecho, un gran músico al que admiro, Atomizador, va a colaborar conmigo en la promoción del libro en distintos formatos. No puedo adelantar mucho más, pero estoy seguro que a la gente le va a gustar mucho lo que estamos preparando.

¿Cuántos dibujantes de tebeo clásicos nacionales y extranjeros han hecho falta para que ahora podamos leer las viñetas de Lorenzo Montatore? ¿A quién agradeces especialmente haberte hecho caer en el camino al que has llegado?

¡Son tantos! Jajaja. Ya he nombrado algunos: Jan, Vázquez, Ivà, Mattioli, Jim Woodring, Max, Ibáñez, Tono, Mihura, Gila… y animadores como Bruno Bozzetto, las producciones de la UPA, Chuck Jones, Tex Avery

Sobre el autor

“Los hay que saben inventar y yo les admiro muchísimo. Yo no invento nada, no se me ocurre qué inventar. Yo más bien enrreo, me dedico a enrrear, soy un enrrea. Yo lo que sé hacer bien es copiar. Me gusta copiar e intento hacerlo muy bien por respeto. Aprendí calcando en el ventanal de mi casa y al apoyarme siempre dejaba una huella, una mano abierta como saludando un momento a mis amigos de enfrente que no existían porque lo que había en realidad era un descampao”.

Lorenzo Montatore (Madrid, 1983) irrumpió en el mundo de la historieta a través de la autoedición, escribiendo y dibujando multitud de fanzines en los que mostró un fascinante universo propio. Gracias a su trabajo en La muerte Román Tesoro (De Havilland, 2016), fue nominado como autor revelación en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona. A esta novela gráfica le siguieron ¡Cuidado, que te asesinas! (La Cúpula, 2018), California Rocket Fuel (Sugoi Ediciones, 2019), Queridos difuntos (Sapristi, 2020) y La mentira por delante (Astiberri, 2021), particular biografía de Francisco Umbral incluida en la selección de Esenciales de 2021 de la Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic de España (ACDCómic). En su bibliografía tienen cabida propuestas infantiles como Lola & Blu: La caja (Bang Ediciones, 2020), nominada a los premios Cómic Barcelona 2021 en la categoría de mejor cómic infantil y juvenil, y el fanzine Tupitina (Carabel, 2021), desarrollado junto a Blanca Lacasa. También ha participado en antologías como VoltioNimio Lardín y colaborado como ilustrador en publicaciones como Rockdelux.

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